domingo, 20 de febrero de 2011

"URIBITO, IDEÓLOGO DEL PP", escribe Héctor Abad Faciolince en El Espectador

http://www.elespectador.com/impreso/columna-251939-uribito-ideologo-del-pp

 

Opinión |20 Feb 2011 - 1:00 am

Héctor Abad Faciolince

Uribito, ideólogo del PP

Por: Héctor Abad Faciolince
EL PARTIDO CONSERVADOR QUIERE volver a ponerse una mascarilla que lo haga ver menos viejo.

Sus partidarios han vivido siempre su nombre con una actitud vergonzante. Lo de conservador tiene algo de lata de conservas, y todo eso da una impresión de próxima caducidad, de cosa a punto de podrirse por vieja. Hace unos cuantos años se rebautizaron: Partido Social Conservador; se arrepintieron. Ahora vuelven a la carga con la idea de ponerle otro apellido: Popular. Así, al menos, pueden usar la publicidad del partido de Aznar y también chuparle rueda a su ideología: un neofranquismo retrógrado, pero con bótox y pechos de silicona. La idea es del inefable ex ministro de los subsidios agrícolas para las clases populares (definidas según el credo conservador), es decir, para los terratenientes ricos.

Dijo este mismo ex ministro, en el Foro Ideológico de su partido, que los conservadores deben volver a sus creencias tradicionales. Concretamente: 1. Reforma constitucional para prohibir el aborto en cualquier circunstancia; 2. Establecer que la única familia es la que integran un hombre y una mujer; y 3. Prohibición absoluta a la venta y consumo de drogas. Además de esto, y con insultos inútiles pero populistas, agitó el espantajo de Chávez, sin darse cuenta de que el coronel —como buen militar tradicionalista— estaría de acuerdo en esos mismos tres puntos del programa ideológico conservador. Como los extremos se tocan, la supuesta izquierda latinoamericana es absolutamente goda en temas como el aborto (Ortega lo hizo ilegal), los homosexuales o el prohibicionismo.
Pero es preferible un conservador hablando de doctrina que repartiendo subsidios a los ricos. Es sano que los debates sean ideológicos. Ojalá aquí hubiera polémicas abiertas y bien informadas sobre los temas tratados en Villa de Leyva. No con consignas emotivas y efectistas, pero vacías, como: “somos pro-vida, la familia es sagrada, las drogas son un veneno para los jóvenes”, sino un debate informado y serio. Sobre el aborto yo le preguntaría a Andrés Felipe Arias: en caso de que su esposa o su hija tuvieran un embarazo ectópico, absolutamente inviable, ¿esperarían a que el crecimiento del cigoto explotara las trompas de Falopio hasta crear una infección, o aceptarían que se succionara ese embrión aunque fuera un “ser humano vivo”? En caso de que su esposa o su hija fueran violadas en las playas de Capurganá, ¿la obligaría a que, contra su voluntad, tuviera el fruto de su violación?

En cuanto a la definición de la familia, a mí me importa un bledo cómo la quiera definir. Por mí, que defina familia solamente a la unión de un hombre con una mujer, e incluso que deje de llamarla familia si la mujer enviuda y queda sola con los hijos. La discusión no es nominalista. La discusión es si las parejas homosexuales, que existen, pueden o no hacer alianzas legales duraderas (si quieren llámenlas matrimonio, si quieren denles otro nombre), de manera que ambos miembros de la pareja puedan heredar, tener derechos patrimoniales y de seguridad social. ¿Pretende el Partido Conservador (perdón: el PP Conservador) ser tan fiel a sus tradiciones como para volver a declarar la homosexualidad no sólo una perversión sino también un delito? ¿No hay ni un gay en la familia del exministro Arias? Si lo hay, ¿su posición es así de despiadada e irracional? Y si no lo hay, ¿es tan anormal su familia que no hay ni un gay en ella?

Y el último punto ideológico: la guerra contra las drogas. Concuerdo en que esta es una posición tradicionalista perfectamente acorde con la ideología conservadora. Pero ¿no ha leído el ex ministro nada sobre el rotundo fracaso que ha sido la política prohibicionista? El mundo se encamina con fuerza a revisar esta gran estupidez del moralismo conservador. ¿Se obstina Arias en defender este contrasentido práctico y moral? Ojalá, fuera de las consignas vacías, hubiera un debate informado sobre estos temas.

"URIBITO, IDEÓLOGO DEL PP", escribe Héctor Abad Faciolince en El Espectador

http://www.elespectador.com/impreso/columna-251939-uribito-ideologo-del-pp

 

Opinión |20 Feb 2011 - 1:00 am

Héctor Abad Faciolince

Uribito, ideólogo del PP

Por: Héctor Abad Faciolince
EL PARTIDO CONSERVADOR QUIERE volver a ponerse una mascarilla que lo haga ver menos viejo.

Sus partidarios han vivido siempre su nombre con una actitud vergonzante. Lo de conservador tiene algo de lata de conservas, y todo eso da una impresión de próxima caducidad, de cosa a punto de podrirse por vieja. Hace unos cuantos años se rebautizaron: Partido Social Conservador; se arrepintieron. Ahora vuelven a la carga con la idea de ponerle otro apellido: Popular. Así, al menos, pueden usar la publicidad del partido de Aznar y también chuparle rueda a su ideología: un neofranquismo retrógrado, pero con bótox y pechos de silicona. La idea es del inefable ex ministro de los subsidios agrícolas para las clases populares (definidas según el credo conservador), es decir, para los terratenientes ricos.

Dijo este mismo ex ministro, en el Foro Ideológico de su partido, que los conservadores deben volver a sus creencias tradicionales. Concretamente: 1. Reforma constitucional para prohibir el aborto en cualquier circunstancia; 2. Establecer que la única familia es la que integran un hombre y una mujer; y 3. Prohibición absoluta a la venta y consumo de drogas. Además de esto, y con insultos inútiles pero populistas, agitó el espantajo de Chávez, sin darse cuenta de que el coronel —como buen militar tradicionalista— estaría de acuerdo en esos mismos tres puntos del programa ideológico conservador. Como los extremos se tocan, la supuesta izquierda latinoamericana es absolutamente goda en temas como el aborto (Ortega lo hizo ilegal), los homosexuales o el prohibicionismo.
Pero es preferible un conservador hablando de doctrina que repartiendo subsidios a los ricos. Es sano que los debates sean ideológicos. Ojalá aquí hubiera polémicas abiertas y bien informadas sobre los temas tratados en Villa de Leyva. No con consignas emotivas y efectistas, pero vacías, como: “somos pro-vida, la familia es sagrada, las drogas son un veneno para los jóvenes”, sino un debate informado y serio. Sobre el aborto yo le preguntaría a Andrés Felipe Arias: en caso de que su esposa o su hija tuvieran un embarazo ectópico, absolutamente inviable, ¿esperarían a que el crecimiento del cigoto explotara las trompas de Falopio hasta crear una infección, o aceptarían que se succionara ese embrión aunque fuera un “ser humano vivo”? En caso de que su esposa o su hija fueran violadas en las playas de Capurganá, ¿la obligaría a que, contra su voluntad, tuviera el fruto de su violación?

En cuanto a la definición de la familia, a mí me importa un bledo cómo la quiera definir. Por mí, que defina familia solamente a la unión de un hombre con una mujer, e incluso que deje de llamarla familia si la mujer enviuda y queda sola con los hijos. La discusión no es nominalista. La discusión es si las parejas homosexuales, que existen, pueden o no hacer alianzas legales duraderas (si quieren llámenlas matrimonio, si quieren denles otro nombre), de manera que ambos miembros de la pareja puedan heredar, tener derechos patrimoniales y de seguridad social. ¿Pretende el Partido Conservador (perdón: el PP Conservador) ser tan fiel a sus tradiciones como para volver a declarar la homosexualidad no sólo una perversión sino también un delito? ¿No hay ni un gay en la familia del exministro Arias? Si lo hay, ¿su posición es así de despiadada e irracional? Y si no lo hay, ¿es tan anormal su familia que no hay ni un gay en ella?

Y el último punto ideológico: la guerra contra las drogas. Concuerdo en que esta es una posición tradicionalista perfectamente acorde con la ideología conservadora. Pero ¿no ha leído el ex ministro nada sobre el rotundo fracaso que ha sido la política prohibicionista? El mundo se encamina con fuerza a revisar esta gran estupidez del moralismo conservador. ¿Se obstina Arias en defender este contrasentido práctico y moral? Ojalá, fuera de las consignas vacías, hubiera un debate informado sobre estos temas.

jueves, 17 de febrero de 2011

"MANUAL DEL REVOLUCIONARIO CONTEMPORÁNEO I", escribe Julián López de Mesa Samudio, en El Espectador

 http://www.elespectador.com/impreso/columna-251434-manual-del-revolucionario-contemporaneo-i

 

"ATALAYA

Manual del Revolucionario Contemporáneo I

Por: Julián López de Mesa Samudio
TANTO ESTE COMO EL PRÓXIMO ARtículo que lo continúa son una apuesta por y para la cotidianidad. Y es acerca de lo cotidiano, precisamente, que versa la revolución que propongo.

Una revolución entendida como un vuelco radical frente a aquello que está establecido y que se presume incuestionable; una revolución como un replanteamiento de modelos de vida y de pensamiento.
Soy consciente de las innumerables falencias teórico-ideológicas y de las contradicciones insalvables que estas propuestas contienen. Sin embargo, abrazo la contradicción como algo necesario, pues en la contradicción se halla el balance y los cimientos del sano debate, mientras que en lo opuesto, en la coherencia, se halla el germen del fundamentalismo.
El mundo está cambiando. Los signos son evidentes. La crisis económica mundial, Europa que se ahoga aferrada testarudamente al fardo de su legado, y, en las últimas semanas, las jóvenes revoluciones tunecina y egipcia, no son hechos casuales e inconexos. Hacía mucho que en el mundo no soplaban vientos de cambio tan evidentes, tan radicales. Vivimos tiempos de oportunidad, oportunidad única que pasa como una exhalación, acaso una vez para cada generación, y que desde hacía décadas no se presentaba.
En nuestro país, el provincianismo que nos corroe, nos impide ver y ser parte activa de los cambios que se están presentando y de aquellos que se avecinan. Nuestros líderes y quienes nos informan parecen darle la espalda a las realidades globales aislándonos del resto del mundo, y su liderazgo y forma de hacer las cosas desde hace rato son insuficientes, cuando no inaceptables. Por tanto, la apuesta es por ser parte del cambio global, dejando atrás la futilidad de la noticia diaria que nos hace creer que nuestra realidad es tan única, tan agobiante, tan negativa, y tan digna de ser considerada, cuando quizás no sea así.
Hoy, ser revolucionario implica recordar y aplicar en el día a día principios antiguos; valores que tienen que ver con la posición del individuo frente a la sociedad. Es revolucionario reconocer al otro y reconocer que individualismo no es lo mismo que egoísmo; que implica la dignificación propia a través de la de los demás. Ser revolucionario es tratar de ser optimista en el mundo del conformismo pesimista, del esnobismo intelectual, de la seguridad de una vida predecible y, por lo mismo, sospechosa.
Ser revolucionario hoy, en Colombia, implica poner en tela de juicio comportamientos y actitudes propias para no caer en una mediocridad complaciente y estéril. Involucra el debate de valores y verdades en apariencia incontrovertibles para redefinir el mundo que nuestros mayores nos heredaron, retomando aquello que debiera seguir vigente (como la decencia, la magnanimidad, la generosidad, la palabra dada…) pero que, por ser considerado como pasado de moda, se soslaya impunemente, y cambiando de raíz aquello que no se ajusta a las exigencias y ritmos de la contemporaneidad (como las persecuciones cada vez más encarnizadas de las libertades individuales). La revolución se gesta día a día y hay maneras diversas de hacerla: con el decoro, el compromiso y la grandeza de ánimo, por ejemplo; o bien podemos seguir perpetuando la mezquindad, el egoísmo y la ruindad. De la elección que hagamos ahora dependerá nuestro legado cuando nuestros nietos juzguen estos tiempos".

"MANUAL DEL REVOLUCIONARIO CONTEMPORÁNEO I", escribe Julián López de Mesa Samudio, en El Espectador

 http://www.elespectador.com/impreso/columna-251434-manual-del-revolucionario-contemporaneo-i

 

"ATALAYA

Manual del Revolucionario Contemporáneo I

Por: Julián López de Mesa Samudio
TANTO ESTE COMO EL PRÓXIMO ARtículo que lo continúa son una apuesta por y para la cotidianidad. Y es acerca de lo cotidiano, precisamente, que versa la revolución que propongo.

Una revolución entendida como un vuelco radical frente a aquello que está establecido y que se presume incuestionable; una revolución como un replanteamiento de modelos de vida y de pensamiento.
Soy consciente de las innumerables falencias teórico-ideológicas y de las contradicciones insalvables que estas propuestas contienen. Sin embargo, abrazo la contradicción como algo necesario, pues en la contradicción se halla el balance y los cimientos del sano debate, mientras que en lo opuesto, en la coherencia, se halla el germen del fundamentalismo.
El mundo está cambiando. Los signos son evidentes. La crisis económica mundial, Europa que se ahoga aferrada testarudamente al fardo de su legado, y, en las últimas semanas, las jóvenes revoluciones tunecina y egipcia, no son hechos casuales e inconexos. Hacía mucho que en el mundo no soplaban vientos de cambio tan evidentes, tan radicales. Vivimos tiempos de oportunidad, oportunidad única que pasa como una exhalación, acaso una vez para cada generación, y que desde hacía décadas no se presentaba.
En nuestro país, el provincianismo que nos corroe, nos impide ver y ser parte activa de los cambios que se están presentando y de aquellos que se avecinan. Nuestros líderes y quienes nos informan parecen darle la espalda a las realidades globales aislándonos del resto del mundo, y su liderazgo y forma de hacer las cosas desde hace rato son insuficientes, cuando no inaceptables. Por tanto, la apuesta es por ser parte del cambio global, dejando atrás la futilidad de la noticia diaria que nos hace creer que nuestra realidad es tan única, tan agobiante, tan negativa, y tan digna de ser considerada, cuando quizás no sea así.
Hoy, ser revolucionario implica recordar y aplicar en el día a día principios antiguos; valores que tienen que ver con la posición del individuo frente a la sociedad. Es revolucionario reconocer al otro y reconocer que individualismo no es lo mismo que egoísmo; que implica la dignificación propia a través de la de los demás. Ser revolucionario es tratar de ser optimista en el mundo del conformismo pesimista, del esnobismo intelectual, de la seguridad de una vida predecible y, por lo mismo, sospechosa.
Ser revolucionario hoy, en Colombia, implica poner en tela de juicio comportamientos y actitudes propias para no caer en una mediocridad complaciente y estéril. Involucra el debate de valores y verdades en apariencia incontrovertibles para redefinir el mundo que nuestros mayores nos heredaron, retomando aquello que debiera seguir vigente (como la decencia, la magnanimidad, la generosidad, la palabra dada…) pero que, por ser considerado como pasado de moda, se soslaya impunemente, y cambiando de raíz aquello que no se ajusta a las exigencias y ritmos de la contemporaneidad (como las persecuciones cada vez más encarnizadas de las libertades individuales). La revolución se gesta día a día y hay maneras diversas de hacerla: con el decoro, el compromiso y la grandeza de ánimo, por ejemplo; o bien podemos seguir perpetuando la mezquindad, el egoísmo y la ruindad. De la elección que hagamos ahora dependerá nuestro legado cuando nuestros nietos juzguen estos tiempos".

sábado, 12 de febrero de 2011

EDUCACIÓN, EDUCACIÓN, EDUCACIÓN: LA REVOLUCIÓN DE NUESTRO TIEMPO. DISCURSO DE CARLOS FUENTES EN EL TIEMPO

EL TIEMPO

La revolución

de nuestro tiempo

Carlos Fuentes

Carlos Fuentes
Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO
El cierre del foro que se realizó este viernes por los primeros 100 años de EL TIEMPO estuvo a cargo del escritor Carlos Fuentes. A continuación, algunos apartes de su ponencia:

"La eternidad, cuando se mueve, se convierte en tiempo".

Quisiera que esta bella frase fuese mía.

No lo es.

Es de Platón.

Y creo que Platón la dijo para separar la "duración de las cosas sujetas a mudanza" -el tiempo humano- de la eternidad, "perpetuidad que no tiene principio ni fin".

Lo digo en Bogotá, la "Atenas de América": con Grecia, la historia se mueve de la eternidad al tiempo y el tiempo eterno -atributo de Dios- lo es también de tiranos que se quieren saber inmortales.

El gobierno democrático, en cambio, se sujeta a las reglas del tiempo humano: dura, pero muda. Y muda, aunque dure. O sea, no dura para siempre.

(...) La historia que hicimos y que haremos: en estas palabras se cifra el tiempo humano y también, el tiempo diario, y el diario EL TIEMPO de Bogotá, que me honra invitándome a hablar, en respuesta a la pregunta "¿a dónde vamos?", relacionada con la evolución del pensamiento y el papel de la prensa en una América Latina en proceso de cambio.

¡Menuda tarea!

Para cumplirla, me guío por una relación fundamental entre educación, conocimiento, información y desarrollo.

Sin educación no hay conocimiento, sin conocimiento no hay información y sin información no hay desarrollo.

O dicho en reversa, para que haya desarrollo, hace falta información, la información requiere conocimiento y el conocimiento depende de la educación.

El abismo de la pobreza en los países del llamado Tercer Mundo se traduce en niveles decrecientes de educación. Hay 900 millones de adultos iletrados en el mundo, 130 millones de niños sin escuela y cien millones de niños que abandonan sus estudios en los grados primarios. Las naciones del sur cuentan con 60 por ciento de la población mundial de estudiantes, pero con sólo el 12 por ciento del presupuesto mundial para la educación (...).

La base de la desigualdad en América Latina es la exclusión del sistema nervioso: tenemos sed, queremos respirar. La estabilidad política, los logros democráticos y el bienestar económico no se sostendrán sin un acceso creciente de la población a la educación.
¿Puede haber desarrollo cuando sólo el 50 por ciento de los latinoamericanos que inician la primaria, la terminan? ¿Puede haberlo cuando un maestro de escuela latinoamericano sólo gana 4.000 dólares anuales, en tanto que su equivalente alemán o japonés recibe 50.000 dólares al año?

(...) El desarrollo de nuestros países depende de una coordinación programada de esfuerzos para renovar o crear infraestructuras: puertos, carreteras, represas, urbanismo. Sólo que ningún proyecto de desarrollo nacional prosperará sin la base educativa: sin la escuela, sin el maestro, sin el alumno.

¿Estamos llegando a la aldea más lejana de la montaña, de la selva, del desierto?

¿Cómo, si no, llegamos?

¿Y qué nos pasará, si no llegamos?

Las respuestas, en gran medida, dependen del otro gran tema de este día: la información.

Informar a los educadores.
Informar a los gobernantes.
Informar a los empresarios.
Informar a la sociedad civil.

(...) Entramos al siglo XXI con una evidencia: el crecimiento económico depende de la calidad de la información y esta, de la calidad de la educación (...).

El presidente Clinton nos recuerda que al asumir la presidencia en 1993, sólo había cincuenta websites. Al dejar la Casa Blanca ocho años más tarde, había 350 millones.

Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM, nos recuerda, a su vez, que hoy circulan en Internet cincuenta millones de mensajes diarios.

Primero, en cuarenta años, la radio logró sumar cincuenta millones de oyentes. La televisión, desde 1950, atrapó igual número de televidentes.

Pero en sólo cinco años, Internet alcanzó la suma que a la radio le tomó cuarenta años y a la televisión otro medio siglo.

En el año 2000, había 300 millones de usuarios de Internet. Hoy, hay 800 millones.

Se acusa a los medios más novedosos de aislar (...).

Túnez y Egipto acaban de demostrar que la relación uno a uno no excluye la comunicación del yo con el nosotros a través de múltiples individualidades eslabonadas en una gran colectividad que, al conocerse, se da cuenta de que el mundo oficial la ignora y que, al conocerse, también se da cuenta de su poder colectivo.

Internet, Facebook, Twitter, reúnen a las multitudes que hemos visto en las calles de Túnez, El Cairo y Alejandría. Esas multitudes representan a una clase media y una clase trabajadora ignorada por el estrecho círculo del poder ejercido desde arriba y sólo para los de arriba, con algunos mendrugos arrojados a los de abajo. Sólo que los de abajo son la mayoría.

El efecto de los medios en el mundo árabe debe alertarnos a todos, y la mejor manera es acudiendo a los otros dos factores que aquí he mencionado, al lado de la educación y la información: el desarrollo y el conocimiento (...).

Miro la palabra "cultura" en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. "Resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos".

¿Y cómo se cultivan los conocimientos humanos?

A través de la educación.
A través de la información.
Ambas están en crisis.

La educación, por dos motivos. El primero, por todo lo que aún nos falta por hacer en un continente con un 50 por ciento de iletrados de facto.

El segundo, todo lo que nos falta por hacer para pasar de la plena alfabetización a una política de continuidad de la educación (...).

El tiempo que nos tocó nos niega la comodidad de creer que la educación concluye alguna vez, en algún grado anterior al resto de nuestras vidas.

Esto significa que, por una parte, las escuelas pierden el monopolio de la enseñanza y, por la otra, la prensa pierde el monopolio de la información, pero, también, que mantenerse informado en el largo período posescolar y posuniversitario es un deber y un derecho, inseparables del ejercicio de la ciudadanía, y que este derecho, esta obligación, lo son de nuestra prensa.

La información también está en crisis, pero acaso en una crisis de crecimiento, que expande los medios nuevos pero no sacrifica los anteriores.

Se suponía, en el siglo XIX, que la aparición del periodismo de masas sentenciaría a muerte al libro. Balzac aprovechó el dilema para escribir una gran novela sobre el periodismo, Las ilusiones perdidas.

Se suponía que la radiotelefonía, a su vez, mandaría a la prensa escrita al gran cementerio de las antigüedades.

No fue así. Radio y prensa convivieron y aunque Marshall McLuhan anunció la muerte del libro y la conversión del medio en mensaje, la televisión no enterró ni a la literatura, ni a la prensa, ni a la radio.

¿La nueva edad que se anuncia, la era de la tecnoinformación, matará a las formas de comunicación anteriores?

No lo creo.

La radio, lejos de perecer, está hoy más viva que nunca y mejor adaptada a los horarios, tempraneros o nocturnos, de la vida moderna.

La televisión no hace sino aumentar y diversificar su oferta: los canales televisivos suman varios miles.

¿Es la prensa escrita la víctima propiciatoria de la nueva -o última modernidad? Sí, hay grandes diarios que cierran o se achican, o se ofrecen por Internet.

Acaso, quizás, la prensa escrita, como la literatura, sólo llegue en su forma actual a los menos aunque a los mejores, aunque yo, como escritor, tengo el gusto de mancharme diariamente las manos con la tinta fresca de un periódico y otros ciudadanos, más jóvenes, leen el mismo periódico en una pantalla.

Al cabo, sin embargo, yo no creo que lo nuevo desplace totalmente a lo anterior.

Imagino que las cosas acabarán por equilibrarse, coexistir, al cabo de generar nuevos defectos junto con nuevos valores. El valor mayor, lo he convertido en tema de este discurso, es contribuir a la educación y a la información y en consecuencia al conocimiento y al desarrollo humanos.

EDUCACIÓN, EDUCACIÓN, EDUCACIÓN: LA REVOLUCIÓN DE NUESTRO TIEMPO. DISCURSO DE CARLOS FUENTES EN EL TIEMPO

EL TIEMPO

La revolución

de nuestro tiempo

Carlos Fuentes

Carlos Fuentes
Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO
El cierre del foro que se realizó este viernes por los primeros 100 años de EL TIEMPO estuvo a cargo del escritor Carlos Fuentes. A continuación, algunos apartes de su ponencia:

"La eternidad, cuando se mueve, se convierte en tiempo".

Quisiera que esta bella frase fuese mía.

No lo es.

Es de Platón.

Y creo que Platón la dijo para separar la "duración de las cosas sujetas a mudanza" -el tiempo humano- de la eternidad, "perpetuidad que no tiene principio ni fin".

Lo digo en Bogotá, la "Atenas de América": con Grecia, la historia se mueve de la eternidad al tiempo y el tiempo eterno -atributo de Dios- lo es también de tiranos que se quieren saber inmortales.

El gobierno democrático, en cambio, se sujeta a las reglas del tiempo humano: dura, pero muda. Y muda, aunque dure. O sea, no dura para siempre.

(...) La historia que hicimos y que haremos: en estas palabras se cifra el tiempo humano y también, el tiempo diario, y el diario EL TIEMPO de Bogotá, que me honra invitándome a hablar, en respuesta a la pregunta "¿a dónde vamos?", relacionada con la evolución del pensamiento y el papel de la prensa en una América Latina en proceso de cambio.

¡Menuda tarea!

Para cumplirla, me guío por una relación fundamental entre educación, conocimiento, información y desarrollo.

Sin educación no hay conocimiento, sin conocimiento no hay información y sin información no hay desarrollo.

O dicho en reversa, para que haya desarrollo, hace falta información, la información requiere conocimiento y el conocimiento depende de la educación.

El abismo de la pobreza en los países del llamado Tercer Mundo se traduce en niveles decrecientes de educación. Hay 900 millones de adultos iletrados en el mundo, 130 millones de niños sin escuela y cien millones de niños que abandonan sus estudios en los grados primarios. Las naciones del sur cuentan con 60 por ciento de la población mundial de estudiantes, pero con sólo el 12 por ciento del presupuesto mundial para la educación (...).

La base de la desigualdad en América Latina es la exclusión del sistema nervioso: tenemos sed, queremos respirar. La estabilidad política, los logros democráticos y el bienestar económico no se sostendrán sin un acceso creciente de la población a la educación.
¿Puede haber desarrollo cuando sólo el 50 por ciento de los latinoamericanos que inician la primaria, la terminan? ¿Puede haberlo cuando un maestro de escuela latinoamericano sólo gana 4.000 dólares anuales, en tanto que su equivalente alemán o japonés recibe 50.000 dólares al año?

(...) El desarrollo de nuestros países depende de una coordinación programada de esfuerzos para renovar o crear infraestructuras: puertos, carreteras, represas, urbanismo. Sólo que ningún proyecto de desarrollo nacional prosperará sin la base educativa: sin la escuela, sin el maestro, sin el alumno.

¿Estamos llegando a la aldea más lejana de la montaña, de la selva, del desierto?

¿Cómo, si no, llegamos?

¿Y qué nos pasará, si no llegamos?

Las respuestas, en gran medida, dependen del otro gran tema de este día: la información.

Informar a los educadores.
Informar a los gobernantes.
Informar a los empresarios.
Informar a la sociedad civil.

(...) Entramos al siglo XXI con una evidencia: el crecimiento económico depende de la calidad de la información y esta, de la calidad de la educación (...).

El presidente Clinton nos recuerda que al asumir la presidencia en 1993, sólo había cincuenta websites. Al dejar la Casa Blanca ocho años más tarde, había 350 millones.

Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM, nos recuerda, a su vez, que hoy circulan en Internet cincuenta millones de mensajes diarios.

Primero, en cuarenta años, la radio logró sumar cincuenta millones de oyentes. La televisión, desde 1950, atrapó igual número de televidentes.

Pero en sólo cinco años, Internet alcanzó la suma que a la radio le tomó cuarenta años y a la televisión otro medio siglo.

En el año 2000, había 300 millones de usuarios de Internet. Hoy, hay 800 millones.

Se acusa a los medios más novedosos de aislar (...).

Túnez y Egipto acaban de demostrar que la relación uno a uno no excluye la comunicación del yo con el nosotros a través de múltiples individualidades eslabonadas en una gran colectividad que, al conocerse, se da cuenta de que el mundo oficial la ignora y que, al conocerse, también se da cuenta de su poder colectivo.

Internet, Facebook, Twitter, reúnen a las multitudes que hemos visto en las calles de Túnez, El Cairo y Alejandría. Esas multitudes representan a una clase media y una clase trabajadora ignorada por el estrecho círculo del poder ejercido desde arriba y sólo para los de arriba, con algunos mendrugos arrojados a los de abajo. Sólo que los de abajo son la mayoría.

El efecto de los medios en el mundo árabe debe alertarnos a todos, y la mejor manera es acudiendo a los otros dos factores que aquí he mencionado, al lado de la educación y la información: el desarrollo y el conocimiento (...).

Miro la palabra "cultura" en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. "Resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos".

¿Y cómo se cultivan los conocimientos humanos?

A través de la educación.
A través de la información.
Ambas están en crisis.

La educación, por dos motivos. El primero, por todo lo que aún nos falta por hacer en un continente con un 50 por ciento de iletrados de facto.

El segundo, todo lo que nos falta por hacer para pasar de la plena alfabetización a una política de continuidad de la educación (...).

El tiempo que nos tocó nos niega la comodidad de creer que la educación concluye alguna vez, en algún grado anterior al resto de nuestras vidas.

Esto significa que, por una parte, las escuelas pierden el monopolio de la enseñanza y, por la otra, la prensa pierde el monopolio de la información, pero, también, que mantenerse informado en el largo período posescolar y posuniversitario es un deber y un derecho, inseparables del ejercicio de la ciudadanía, y que este derecho, esta obligación, lo son de nuestra prensa.

La información también está en crisis, pero acaso en una crisis de crecimiento, que expande los medios nuevos pero no sacrifica los anteriores.

Se suponía, en el siglo XIX, que la aparición del periodismo de masas sentenciaría a muerte al libro. Balzac aprovechó el dilema para escribir una gran novela sobre el periodismo, Las ilusiones perdidas.

Se suponía que la radiotelefonía, a su vez, mandaría a la prensa escrita al gran cementerio de las antigüedades.

No fue así. Radio y prensa convivieron y aunque Marshall McLuhan anunció la muerte del libro y la conversión del medio en mensaje, la televisión no enterró ni a la literatura, ni a la prensa, ni a la radio.

¿La nueva edad que se anuncia, la era de la tecnoinformación, matará a las formas de comunicación anteriores?

No lo creo.

La radio, lejos de perecer, está hoy más viva que nunca y mejor adaptada a los horarios, tempraneros o nocturnos, de la vida moderna.

La televisión no hace sino aumentar y diversificar su oferta: los canales televisivos suman varios miles.

¿Es la prensa escrita la víctima propiciatoria de la nueva -o última modernidad? Sí, hay grandes diarios que cierran o se achican, o se ofrecen por Internet.

Acaso, quizás, la prensa escrita, como la literatura, sólo llegue en su forma actual a los menos aunque a los mejores, aunque yo, como escritor, tengo el gusto de mancharme diariamente las manos con la tinta fresca de un periódico y otros ciudadanos, más jóvenes, leen el mismo periódico en una pantalla.

Al cabo, sin embargo, yo no creo que lo nuevo desplace totalmente a lo anterior.

Imagino que las cosas acabarán por equilibrarse, coexistir, al cabo de generar nuevos defectos junto con nuevos valores. El valor mayor, lo he convertido en tema de este discurso, es contribuir a la educación y a la información y en consecuencia al conocimiento y al desarrollo humanos.

sábado, 5 de febrero de 2011

"SI YO FUERA DIRIGENTE POLÍTICO...", ESCRIBE JUAN MANUEL LÓPEZ CABALLERO EN LA REVISTA DINERO

Una valiosa e interesante reflexión del analista y columnista Juan Manuel López Caballero, publicada en la revista Dinero, compartimos con nuestros ciberlectores. 
Ha de quedar claro que hacer política es asumir una actitud ante la Vida y trabajar en esa senda. Dependerá de la orientación de dicha actitud, el camino que se escoja. Lean y que cada quien saque sus propias conclusiones. Las nuestras ven la política como un compromiso de trabajo por el mejoramiento de la calidad de vida de la gente, o como señala el artículo 2º de la Constitución de 1991, luchar por alcanzar en Colombia "...un orden justo", con todo lo que ello implica.
 http://www.dinero.com/edicion-impresa/columnistas/fuera-dirigente-politico_83256.aspx
 
Publicado: 02/04/2011

Si yo fuera dirigente político…

Siempre, en el escenario teórico de quien deseara 'hacer política', el siguiente paso sería entender el contexto del momento. Por supuesto, comenzar por cómo y quién es el Gobierno, y cómo y quién representa alternativas (u oposición) a él.

Por: Juan Manuel López Caballero

Una reflexión que cada cual debería hacerse es ¿cómo sería yo si fuera un 'político'? o ¿cómo debería ser un líder político?

Lo primero a clarificar sería lo que se buscaría en la actividad política. La respuesta obvia: ayudar a construir un modelo de sociedad y de Estado de acuerdo a unos análisis y convicciones propias; pero hoy prácticamente a nadie se le ocurre esto. Para la población en general es claro que la 'política' es para figurar, volverse importante y poderoso, y no pocas veces rico; y seguramente quienes ya están en esa actividad se mofarían de alguien que tuviera una preocupación diferente a la de cómo ganar elecciones.

Una vez definido el propósito, lo consecuente sería ubicarse dentro del espectro de los partidos, de acuerdo a lo que se supone que ellos defienden. Para citar como ejemplo mi caso personal, en la medida que el Partido Liberal ha sido el que reivindica la necesidad de un cambio en el orden social y que el camino debe ser el de unas muy profundas reformas o el equivalente a una revolución pero por la vía institucional, esa sería la opción.

Pero respecto al 'Partido Liberal' toca un par de aclaraciones:

La primera, que bajo ese nombre han convivido dos tendencias cada vez más contradictorias: la que da una prioridad absoluta a la libertad del individuo (y por eso toma ese nombre), que corresponde a las ideologías nacidas para enfrentar inicialmente la omnipotencia del soberano y después la del Estado (es decir, las monarquías, las tiranías y los estados totalitarios) y, de otra parte, la que da más importancia a la armonía ciudadana, basada en que por sobre el derecho individual está la necesidad de una justicia social. Mientras para la primera la competencia debe dar el orden natural de la comunidad, para la segunda la responsabilidad social y la solidaridad deben ser las que determinan la clase de sociedad que se busca y el Estado que la debe organizar.
Hoy, la primera ha coronado casi en forma absoluta ('el fin de la historia') con el modelo o las tesis neoliberales, al tiempo que la segunda ha estado arrinconada y casi desaparecida. En el mundo esta situación es revisada y a ella se atribuyen la crisis de las economías, las confrontaciones y guerras entre culturas, y la destrucción del medio ambiente -es decir, el fracaso y el retraso en lo que debería ser el avance de la humanidad-. Pero en referencia a la actividad política del Partido Liberal en Colombia el resultado es aún más claro en el sentido que al identificarse con esa línea perdió totalmente la sintonía con su electorado: lo dicen las votaciones cuando, después de haber peleado y compartido durante siglo y medio el puesto de partido mayoritario, en escasos quince años cayó a menos de la quinta parte en el Congreso y a un escaso 7% de la votación total su candidato presidencial.

Esto lleva a la segunda aclaración; a saber, que también su organización ha mostrado tradicionalmente una división: por su propia naturaleza de partido de debate siempre existe una línea oficial y unos grupos, movimientos o disidencias que proponen un cambio de orientaciones y de directivas; casos se dieron con Gaitán, con el MRL o con Luis Carlos Galán; sin embargo, nunca el 'oficialismo' había estado tan lejos del respaldo popular (se repite: lo muestran las votaciones).

Siempre, en el escenario teórico de quien deseara 'hacer política', el siguiente paso sería entender el contexto del momento. Por supuesto, a comenzar por cómo y quién es el Gobierno, y cómo y quién representa alternativas (u oposición) a él. De esto último no hay mucho que decir: ni como partidos ni como líderes se ve nada que tenga peso, en cuanto a proponer algo distinto, coherente y en consecuencia que pueda tener algún impacto para el país; solo giran alrededor de cómo maniobrar en función de las elecciones, pero no teniendo verdaderas propuestas de alguna significación; que ganen o pierdan solo cambiará la suerte de sus candidatos pero para nada la del país. El contexto en resumen se reduce -por lo menos por ahora- a la 'Unidad Nacional' y al gobierno de Juan Manuel Santos.

Esclarecer la personalidad del presidente Santos se vuelve esencial. Pero no para calificar sus características sino simplemente para entenderlas y trabajar con ellas.

No peca de ambición en ningún aspecto: como él mismo lo dijo, ha tenido todo, y ni el poder, ni el dinero, ni la figuración son una meta para él. Tiene en cambio una vanidad superlativa: tanto como su obsesión a lo largo de la vida era llegar a Presidente, ahora su fijación es pasar a la historia en forma destacada. Se menciona su falta de lealtad; la realidad es que es furiosamente leal, pero a sí mismo: no tiene compromisos con individuos, ni con ideologías, ni con partidos, ni con modelos, y por eso mismo no tiene posiciones en contra de nada ni de nadie sino una gran capacidad de adaptación a las circunstancias. Sin duda alguna es inteligente, analiza y estudia y prepara sus acciones y además las acompaña de la habilidad para llevarlas a la práctica.
Por último, lo que tanto se repite, es un jugador nato, un apostador fuerte acostumbrado a que interese tanto o más el estudio del adversario que las cartas que uno tiene. Un buen ejemplo es su relación con Uribe: la limita a repetir que lo admira y a manejar las políticas y nombramientos que se requieren para corregir la catástrofe que dejó; es problema de Uribe cómo manejar eso; no hay peor ciego que el que no quiere ver, y solo esos ciegos no entienden que ninguna persona inteligente y con personalidad podía comprometerse con la continuidad de los enfrentamientos con las Cortes o con los vecinos; o con el tratamiento a la oposición, a los independientes, a las ONG; y solidarizarse con los delitos ya conocidos. La habilidad ha consistido en dejar que el espejo retrovisor opere solo, sin necesidad de destacar o reivindicar diferencias y distancias que se expresan por sí mismas.

Es de suponer que con su inteligencia tiene claro que, si no logra una paz en el país, cualquier gestión por buena que sea será solo otra administración más del tiempo de la guerra. Y en sentido contrario, que un acuerdo de paz, cualquiera que sea, lo pasa ipso facto a la historia, además de facilitar otra clase de resultados positivos.

Y sus otras características -falta de compromiso con cualquier persona o línea; habilidad para moverse tanto en el escenario como en la sombra; vocación para apostar duro-, permiten que sea la persona apropiada para una negociación. Negociación que también debe tener claro que es solo un aspecto formal, porque no puede llevar a ninguna verdadera salida o solución.

De ser correcto este análisis, las elecciones de octubre (y cómo se divide el uribismo y el santismo o el centro-derecha y el centro-izquierda) no solo son de poca importancia dentro de una perspectiva histórica, sino tampoco lo que más trasnocha al Primer Mandatario. Y de ser esto así, es sobre estas bases que deberían trabajar quienes tienen más preocupación por el futuro y por el país que por ellos mismos, y sobre todo quienes vemos que para poder enfrentar el verdadero problema nacional -el de una sociedad y un estado mal organizados- es requisito acabar con el pretexto de que la prioridad es la llamada 'guerra al terrorismo'.

"SI YO FUERA DIRIGENTE POLÍTICO...", ESCRIBE JUAN MANUEL LÓPEZ CABALLERO EN LA REVISTA DINERO

Una valiosa e interesante reflexión del analista y columnista Juan Manuel López Caballero, publicada en la revista Dinero, compartimos con nuestros ciberlectores. 
Ha de quedar claro que hacer política es asumir una actitud ante la Vida y trabajar en esa senda. Dependerá de la orientación de dicha actitud, el camino que se escoja. Lean y que cada quien saque sus propias conclusiones. Las nuestras ven la política como un compromiso de trabajo por el mejoramiento de la calidad de vida de la gente, o como señala el artículo 2º de la Constitución de 1991, luchar por alcanzar en Colombia "...un orden justo", con todo lo que ello implica.
 http://www.dinero.com/edicion-impresa/columnistas/fuera-dirigente-politico_83256.aspx
 
Publicado: 02/04/2011

Si yo fuera dirigente político…

Siempre, en el escenario teórico de quien deseara 'hacer política', el siguiente paso sería entender el contexto del momento. Por supuesto, comenzar por cómo y quién es el Gobierno, y cómo y quién representa alternativas (u oposición) a él.

Por: Juan Manuel López Caballero

Una reflexión que cada cual debería hacerse es ¿cómo sería yo si fuera un 'político'? o ¿cómo debería ser un líder político?

Lo primero a clarificar sería lo que se buscaría en la actividad política. La respuesta obvia: ayudar a construir un modelo de sociedad y de Estado de acuerdo a unos análisis y convicciones propias; pero hoy prácticamente a nadie se le ocurre esto. Para la población en general es claro que la 'política' es para figurar, volverse importante y poderoso, y no pocas veces rico; y seguramente quienes ya están en esa actividad se mofarían de alguien que tuviera una preocupación diferente a la de cómo ganar elecciones.

Una vez definido el propósito, lo consecuente sería ubicarse dentro del espectro de los partidos, de acuerdo a lo que se supone que ellos defienden. Para citar como ejemplo mi caso personal, en la medida que el Partido Liberal ha sido el que reivindica la necesidad de un cambio en el orden social y que el camino debe ser el de unas muy profundas reformas o el equivalente a una revolución pero por la vía institucional, esa sería la opción.

Pero respecto al 'Partido Liberal' toca un par de aclaraciones:

La primera, que bajo ese nombre han convivido dos tendencias cada vez más contradictorias: la que da una prioridad absoluta a la libertad del individuo (y por eso toma ese nombre), que corresponde a las ideologías nacidas para enfrentar inicialmente la omnipotencia del soberano y después la del Estado (es decir, las monarquías, las tiranías y los estados totalitarios) y, de otra parte, la que da más importancia a la armonía ciudadana, basada en que por sobre el derecho individual está la necesidad de una justicia social. Mientras para la primera la competencia debe dar el orden natural de la comunidad, para la segunda la responsabilidad social y la solidaridad deben ser las que determinan la clase de sociedad que se busca y el Estado que la debe organizar.
Hoy, la primera ha coronado casi en forma absoluta ('el fin de la historia') con el modelo o las tesis neoliberales, al tiempo que la segunda ha estado arrinconada y casi desaparecida. En el mundo esta situación es revisada y a ella se atribuyen la crisis de las economías, las confrontaciones y guerras entre culturas, y la destrucción del medio ambiente -es decir, el fracaso y el retraso en lo que debería ser el avance de la humanidad-. Pero en referencia a la actividad política del Partido Liberal en Colombia el resultado es aún más claro en el sentido que al identificarse con esa línea perdió totalmente la sintonía con su electorado: lo dicen las votaciones cuando, después de haber peleado y compartido durante siglo y medio el puesto de partido mayoritario, en escasos quince años cayó a menos de la quinta parte en el Congreso y a un escaso 7% de la votación total su candidato presidencial.

Esto lleva a la segunda aclaración; a saber, que también su organización ha mostrado tradicionalmente una división: por su propia naturaleza de partido de debate siempre existe una línea oficial y unos grupos, movimientos o disidencias que proponen un cambio de orientaciones y de directivas; casos se dieron con Gaitán, con el MRL o con Luis Carlos Galán; sin embargo, nunca el 'oficialismo' había estado tan lejos del respaldo popular (se repite: lo muestran las votaciones).

Siempre, en el escenario teórico de quien deseara 'hacer política', el siguiente paso sería entender el contexto del momento. Por supuesto, a comenzar por cómo y quién es el Gobierno, y cómo y quién representa alternativas (u oposición) a él. De esto último no hay mucho que decir: ni como partidos ni como líderes se ve nada que tenga peso, en cuanto a proponer algo distinto, coherente y en consecuencia que pueda tener algún impacto para el país; solo giran alrededor de cómo maniobrar en función de las elecciones, pero no teniendo verdaderas propuestas de alguna significación; que ganen o pierdan solo cambiará la suerte de sus candidatos pero para nada la del país. El contexto en resumen se reduce -por lo menos por ahora- a la 'Unidad Nacional' y al gobierno de Juan Manuel Santos.

Esclarecer la personalidad del presidente Santos se vuelve esencial. Pero no para calificar sus características sino simplemente para entenderlas y trabajar con ellas.

No peca de ambición en ningún aspecto: como él mismo lo dijo, ha tenido todo, y ni el poder, ni el dinero, ni la figuración son una meta para él. Tiene en cambio una vanidad superlativa: tanto como su obsesión a lo largo de la vida era llegar a Presidente, ahora su fijación es pasar a la historia en forma destacada. Se menciona su falta de lealtad; la realidad es que es furiosamente leal, pero a sí mismo: no tiene compromisos con individuos, ni con ideologías, ni con partidos, ni con modelos, y por eso mismo no tiene posiciones en contra de nada ni de nadie sino una gran capacidad de adaptación a las circunstancias. Sin duda alguna es inteligente, analiza y estudia y prepara sus acciones y además las acompaña de la habilidad para llevarlas a la práctica.
Por último, lo que tanto se repite, es un jugador nato, un apostador fuerte acostumbrado a que interese tanto o más el estudio del adversario que las cartas que uno tiene. Un buen ejemplo es su relación con Uribe: la limita a repetir que lo admira y a manejar las políticas y nombramientos que se requieren para corregir la catástrofe que dejó; es problema de Uribe cómo manejar eso; no hay peor ciego que el que no quiere ver, y solo esos ciegos no entienden que ninguna persona inteligente y con personalidad podía comprometerse con la continuidad de los enfrentamientos con las Cortes o con los vecinos; o con el tratamiento a la oposición, a los independientes, a las ONG; y solidarizarse con los delitos ya conocidos. La habilidad ha consistido en dejar que el espejo retrovisor opere solo, sin necesidad de destacar o reivindicar diferencias y distancias que se expresan por sí mismas.

Es de suponer que con su inteligencia tiene claro que, si no logra una paz en el país, cualquier gestión por buena que sea será solo otra administración más del tiempo de la guerra. Y en sentido contrario, que un acuerdo de paz, cualquiera que sea, lo pasa ipso facto a la historia, además de facilitar otra clase de resultados positivos.

Y sus otras características -falta de compromiso con cualquier persona o línea; habilidad para moverse tanto en el escenario como en la sombra; vocación para apostar duro-, permiten que sea la persona apropiada para una negociación. Negociación que también debe tener claro que es solo un aspecto formal, porque no puede llevar a ninguna verdadera salida o solución.

De ser correcto este análisis, las elecciones de octubre (y cómo se divide el uribismo y el santismo o el centro-derecha y el centro-izquierda) no solo son de poca importancia dentro de una perspectiva histórica, sino tampoco lo que más trasnocha al Primer Mandatario. Y de ser esto así, es sobre estas bases que deberían trabajar quienes tienen más preocupación por el futuro y por el país que por ellos mismos, y sobre todo quienes vemos que para poder enfrentar el verdadero problema nacional -el de una sociedad y un estado mal organizados- es requisito acabar con el pretexto de que la prioridad es la llamada 'guerra al terrorismo'.

jueves, 3 de febrero de 2011

"SOÑAMOS CON ESTO, SEÑORES DEL PARTIDO LIBERAL", apoyo joven y renovado a JOHN SUCERQUIA

Registramos un mensaje muy especial, de dos jóvenes ituanguinos, universitarios ambos, que asumen una posición crítica frente a la realidad social nuestra y al mismo tiempo ven con esperanza e ilusión la opción de cambio que representa JOHN DE JESÚS SUCERQUIA ADARVE como candidato a la Alcaldía de Ituango.

Les compartimos el mensaje que suscriben JORGE MARIO GÓEZ y JULIÁN LÓPEZ, estudiantes de la Universidad de Antioquia:


"SOÑAMOS CON ESTO, SEÑORES DEL PARTIDO LIBERAL"

"Durante muchos años los habitantes de nuestro municipio han esperado la voz de un candidato que los guíe al cambio, a esa lucha final contra la injusticia social, que no es ningùn secreto.

En aquellos momentos en los que la desesperación del pueblo había llegado al extremo de la incorfomidad y se pedía justicia, nos volvieron a engañar.

Siempre han encontrado una forma de engañarnos, distraernos, apaciguarnos con nuevas fórmulas que siempre paran en lo mismo: el sufrimiento para el pueblo y el bienestar para unos pocos.

Esto debe cambiar es nuestra obligación cambiarlo. Por eso estamos dispuestos a depositar nuestro voto de confianza en ustedes, para que la próxima generación de ituanguinos no sea de esclavos.

Para que los hijos de todas las familias ituanguinas tengan educación, techo, comida, vestido y, sobre todo dignidad.

Para que los futuros ituanguinos  puedan tener un pueblo próspero y unido en justicia social e integral.

¿Por qué conformarnos con las migajas del pastel cuando éste es nuestro por derecho?


Los ituanguinos esperamos que las próximas elecciones no sean una comedia de candidatos que son fuertemente cuestionados por el pueblo y que los vuelven aceptar como representantes de los diferentes partidos, con movimientos de renovación a base de ideas y de personas que no sólo son inútiles  sino que han traicionado al pueblo.

Soñamos que el próximo alcalde de nuestro municipio comparta los mismos ideales del pueblo, que encuentre el deseo y la realización de una unidad por la base, la base campesina, sin diferencias religiosas ni de partidos tradicionalistas. Sin ningún ánimo de combatir a los elementos ravolucionarios da cualquier sector, movimiento o partido. Sin caudillismos. Que busque liberar el pueblo de la injusticia.

POSDATA:

Ituango se cansó, nos cansamos de ciertos soñadores y hábiles trucos publicitarios de quienes acostumbran alimentarse de la savia de los grandes y medrar a la sombra confortante de los hombres prestigiosos e inocultables.

Confiamos en Usted: JHON DE JESÙS SUCERQUIA ADARVE... ¡por el futuro de Ituango!

Atentamente: Jorge Mario Góez David.
Atentamente: Julián López Arango".
--
RESPUESTA:

Jorge Mario, Julián, qué hermosa reflexión traen ustedes. Es un canto, una ilusión, una búsqueda, el sueño de un pueblo justo en las palabras jóvenes que representan, llenas de esperanza y compromiso en el futuro del pueblo que nos albergó para nacer y de nosotros espera la decisión de luchar para cambiarlo, para hacerlo equitativo y justo.
Nosotros, en este grupo de trabajo, estamos comprometidos con esa ilusión, con ese sueño. No vamos a defraudarlos.
Gracias por sus palabras que renuevan nuestro compromiso.

"SOÑAMOS CON ESTO, SEÑORES DEL PARTIDO LIBERAL", apoyo joven y renovado a JOHN SUCERQUIA

Registramos un mensaje muy especial, de dos jóvenes ituanguinos, universitarios ambos, que asumen una posición crítica frente a la realidad social nuestra y al mismo tiempo ven con esperanza e ilusión la opción de cambio que representa JOHN DE JESÚS SUCERQUIA ADARVE como candidato a la Alcaldía de Ituango.

Les compartimos el mensaje que suscriben JORGE MARIO GÓEZ y JULIÁN LÓPEZ, estudiantes de la Universidad de Antioquia:


"SOÑAMOS CON ESTO, SEÑORES DEL PARTIDO LIBERAL"

"Durante muchos años los habitantes de nuestro municipio han esperado la voz de un candidato que los guíe al cambio, a esa lucha final contra la injusticia social, que no es ningùn secreto.

En aquellos momentos en los que la desesperación del pueblo había llegado al extremo de la incorfomidad y se pedía justicia, nos volvieron a engañar.

Siempre han encontrado una forma de engañarnos, distraernos, apaciguarnos con nuevas fórmulas que siempre paran en lo mismo: el sufrimiento para el pueblo y el bienestar para unos pocos.

Esto debe cambiar es nuestra obligación cambiarlo. Por eso estamos dispuestos a depositar nuestro voto de confianza en ustedes, para que la próxima generación de ituanguinos no sea de esclavos.

Para que los hijos de todas las familias ituanguinas tengan educación, techo, comida, vestido y, sobre todo dignidad.

Para que los futuros ituanguinos  puedan tener un pueblo próspero y unido en justicia social e integral.

¿Por qué conformarnos con las migajas del pastel cuando éste es nuestro por derecho?


Los ituanguinos esperamos que las próximas elecciones no sean una comedia de candidatos que son fuertemente cuestionados por el pueblo y que los vuelven aceptar como representantes de los diferentes partidos, con movimientos de renovación a base de ideas y de personas que no sólo son inútiles  sino que han traicionado al pueblo.

Soñamos que el próximo alcalde de nuestro municipio comparta los mismos ideales del pueblo, que encuentre el deseo y la realización de una unidad por la base, la base campesina, sin diferencias religiosas ni de partidos tradicionalistas. Sin ningún ánimo de combatir a los elementos ravolucionarios da cualquier sector, movimiento o partido. Sin caudillismos. Que busque liberar el pueblo de la injusticia.

POSDATA:

Ituango se cansó, nos cansamos de ciertos soñadores y hábiles trucos publicitarios de quienes acostumbran alimentarse de la savia de los grandes y medrar a la sombra confortante de los hombres prestigiosos e inocultables.

Confiamos en Usted: JHON DE JESÙS SUCERQUIA ADARVE... ¡por el futuro de Ituango!

Atentamente: Jorge Mario Góez David.
Atentamente: Julián López Arango".
--
RESPUESTA:

Jorge Mario, Julián, qué hermosa reflexión traen ustedes. Es un canto, una ilusión, una búsqueda, el sueño de un pueblo justo en las palabras jóvenes que representan, llenas de esperanza y compromiso en el futuro del pueblo que nos albergó para nacer y de nosotros espera la decisión de luchar para cambiarlo, para hacerlo equitativo y justo.
Nosotros, en este grupo de trabajo, estamos comprometidos con esa ilusión, con ese sueño. No vamos a defraudarlos.
Gracias por sus palabras que renuevan nuestro compromiso.

"CUENTE CON MI APOYO JOHN": María Fanny Vera Valderrama

Registramos diferentes reacciones que generó el lanzamiento de la candidatura de nuestro compañero JOHN DE JESÚS SUCERQUIA ADARVE a la Alcaldía de Ituango. Este mensaje es de Fanny Vera Valderrama:

"John te deseo muchos exitos en esta nueva meta, Ituango necesita de personas comprometidas y que quieran la patria chica para hacerla grande, con tu experiencia y fortaleza puedes aportar  mucho al desarrollo del municipio. Cuenta con mi apoyo.

Maria Fanny Vera Valderrama
Asesora Social (Antropóloga)
UT-2011- COLOMBIA".

"CUENTE CON MI APOYO JOHN": María Fanny Vera Valderrama

Registramos diferentes reacciones que generó el lanzamiento de la candidatura de nuestro compañero JOHN DE JESÚS SUCERQUIA ADARVE a la Alcaldía de Ituango. Este mensaje es de Fanny Vera Valderrama:

"John te deseo muchos exitos en esta nueva meta, Ituango necesita de personas comprometidas y que quieran la patria chica para hacerla grande, con tu experiencia y fortaleza puedes aportar  mucho al desarrollo del municipio. Cuenta con mi apoyo.

Maria Fanny Vera Valderrama
Asesora Social (Antropóloga)
UT-2011- COLOMBIA".