domingo, 10 de abril de 2011

EL GENOCIDIO AL MOVIMIENTO GAITANISTA, EN EL ESPECTADOR DE BOGOTÁ

http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-261836-el-genocidio-al-movimiento-gaitanista

 

Nacional |8 Abr 2011 - 10:52 pm

Este sábado hace 63 años mataron al jefe liberal Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá

El genocidio al Movimiento Gaitanista

Por: María Valencia Gaitán

Apartes de la ponencia donde su nieta María Valencia Gaitán sostiene que La Violencia no fue un conflicto partidista, como dice la historia oficial, sino un crimen de lesa humanidad.

Homenaje a Jorge Eliécer Gaitán
Foto: Archivo
En 1947 Gaitán declara al Partido Liberal como el Partido del Pueblo.
El exterminio premeditado, masivo y sistemático por parte del Estado de los miembros del Movimiento Gaitanista en las décadas de los 40 y 50, y el magnicidio de su máximo dirigente, Jorge Eliécer Gaitán, constituyen, sin duda alguna, uno de los casos más documentados y dramáticos del genocidio político en la historia de Colombia, lo que no ha sido óbice para que deliberadamente la historia oficial lo haya desconocido y tergiversado.
Oficialmente se dice que la llamada Violencia, con mayúscula, fue una mera prolongación de las guerras civiles entre liberales y conservadores del siglo XIX, y nunca se menciona la persecución dirigida principalmente contra el Movimiento Gaitanista con el propósito de eliminar la inminente llegada al poder del proyecto de transformación democrática liderado por Gaitán.
Un proyecto político que Gaitán empezó a plasmar desde su juventud, cuando escribió su tesis de grado Las ideas socialistas en Colombia, complementándola con la presentación de su tesis de doctorado en Roma sobre el Criterio positivo de la premeditación en el delito, que revelan cómo Gaitán estructuraba su pensamiento a través de una formación filosófica y científica.
A su regreso de Roma en 1927, en plena Hegemonía Conservadora, Gaitán adhiere al Partido Liberal, fue elegido parlamentario y asume la defensa política de las víctimas de la Masacre de las Bananeras.
En 1930, Enrique Olaya Herrera, del Partido Liberal, es elegido presidente e incorpora a Gaitán en la comisión para redactar el proyecto de ley de reforma agraria. Pero las directivas del Partido Liberal optaron por preservar los intereses de los terratenientes que se habían apoderado de los baldíos colonizados por los campesinos, lo cual motivó su retiro del partido, afirmando:
“Mientras no existan leyes que eliminen la explotación latifundista y procuren la repartición de la tierra y permitan que cada hombre bajo el sol tenga un pedazo de ella; mientras no nos rebelemos audazmente contra el sistema individualista, que se basa en la explotación de los más por los menos, para reemplazarlo por la norma socialista que busca la equidad y garantiza que uno goce de aquello que es producto de su trabajo, todas las medidas que se adopten sólo tendrán ventajas para los especuladores, para los más hábiles y menos laboriosos; sólo traerán miseria y pobreza, hambre y dolor para la gran mayoría de nuestro pueblo”.
En 1933 ingresa a la ya existente Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR), fundada en defensa de la lucha por la tierra emprendida por colonos del Sumapaz.
Sin embargo, Gaitán pronto entendió que un cambio de sistema no era posible desde un “tercer partido”. Al respecto, afirmó: “Nuestras masas en lo político no tienen un sentido distinto del fonético: el ¡Viva al Partido Conservador! o ¡Viva al Partido Liberal! Pero llame usted a gentes de medianas nociones y trate de indagar la diferencia de ideas que para ellas significa la diversidad del grito. No será mucho lo que haya de lograr...”.
Es a causa de estos llamados “quistes psicológicos”, propios de la cultura, que en 1935 Gaitán regresa al Partido Liberal con el propósito de convocar al pueblo de todos los partidos bajo la bandera de las ideas socialistas, buscando convertir al Partido Liberal en el Partido del Pueblo.
Esa nueva corriente orientada hacia “la restauración Moral y democrática de la república” dio origen al Movimiento Gaitanista, con una plataforma ideológica independiente y diferente a la del liberalismo oficial, con una militancia que se nutría tanto de liberales, como de conservadores, socialistas, comunistas y sin filiación partidista; con un cuerpo ideológico y doctrinario propio y con una estructura organizativa autónoma, de alcance nacional, que tenía como meta instaurar una democracia directa. Contaba entonces con una Dirección Nacional Liberal Gaitanista, con sede propia, situada en la calle 14 con carrera 7ª en Bogotá y con un órgano periodístico llamado Jornada, como vocero oficial del movimiento.
El Movimiento Gaitanista creció, proyectándose como una clara amenaza, no sólo para el oficialismo liberal, sino para el establecimiento. Tanto así que para las elecciones presidenciales de 1946, los dirigentes oficialistas de los dos partidos se unieron para enfrentar a Gaitán. El gobierno liberal de Alberto Lleras Camargo alentó a los dirigentes del Partido Conservador y a los liberales oficialistas, partidarios del candidato Gabriel Turbay, a frenar la llegada de Gaitán al poder, como lo relató José María Villarreal, en entrevista con los historiadores Rocío Londoño y Medófilo Medina: “… En conversación con Álvaro Gómez Hurtado y Jorge Leiva, me pidieron que yo fuera la persona que les ayudara a organizar el conservatismo de Soatá (Boyacá) para que volvieran a votar, que el presidente Lleras daba todas las garantías… Lleras Camargo reforzó las garantías diciendo que si tenía que echar una bomba de dinamita sobre Soatá para que dejaran votar a los conservadores, lo haría. Al fin pudimos votar y ganamos, como era previsto”.
Este propósito se convirtió en el comienzo de la persecución y asesinato sistemático de los seguidores del proyecto político de Gaitán.
En 1946, la represión se extendió y se agudizó con el triunfo de Mariano Ospina Pérez, quien conformó un grupo de policía departamental popularmente llamada “chulavita”, por ser conformada inicialmente por personas provenientes de la vereda de Chulavita en Boyacá. Su tarea era asesinar campesinos simpatizantes de Gaitán con el fin de mantener la división partidista y azuzar el enfrentamiento y el odio entre el pueblo, hechos que fueron recopilados e investigados por Gaitán, como se demuestra en los informes que acompañaron sus denuncias oficiales que se conservan en el Archivo Gaitán.
Ya para entonces, el Movimiento Gaitanista se imponía frente al oficialismo liberal, logrando una mayoría indiscutible en las votaciones de 1947 para el Congreso, las asambleas y los concejos.
Los oficialistas se vieron en la obligación de entregarle a Gaitán, el 24 de octubre del mismo año, la jefatura única del Partido Liberal, convirtiendo la Plataforma del Colón —la plataforma ideológica del Movimiento Gaitanista— en los estatutos oficiales del partido, donde se establece como primera medida que “El Partido Liberal de Colombia es el Partido del Pueblo”.
La persecución oficial contra el gaitanismo avanzó con tanta furia que Gaitán le dirigió al presidente Ospina varios memoriales de agravios, enumerando con nombres propios, lugares y hechos concretos las masacres y asesinatos que se cometían a lo largo y ancho del país contra sus seguidores.
Sin respuesta a sus denuncias, Gaitán convoca una gran manifestación, el 7 de febrero de 1948, llamada la Marcha del Silencio. En Bogotá, una ciudad de 500 mil habitantes, se conglomeraron 300 mil personas de todos los rincones de Colombia, guardando absoluto silencio y agitando banderas negras, con el propósito de exigirle al gobierno que cesara la Violencia. En su Oración por la Paz, Gaitán señala directamente como responsable al propio presidente Ospina y a su gobierno.
Sesenta días después, Jorge Eliécer Gaitán es asesinado en pleno centro de Bogotá, como parte integral e indisoluble del genocidio al Movimiento Gaitanista, que a partir de ese momento se extendió con más intensidad. Ya sin Gaitán, el Partido Liberal volvió a manos de los aliados del gobierno conservador, desamparando al pueblo gaitanista perseguido.
Para defender sus vidas, los militantes gaitanistas tuvieron que internarse en el monte y así se dio, con el tiempo y las circunstancias, inicio a la lucha guerrillera que no ha tenido solución hasta hoy.
No existe una estadística exacta de la cantidad de víctimas que produjo esa dolorosa etapa de la historia nacional, aun cuando muchos historiadores hablan de 300 mil muertos, sin mencionar el sinnúmero de desplazados y despojados. Esto representa el 2,5% de la población colombiana que para ese entonces era de 12,5 millones de habitantes (1), lo cual hoy equivaldría a 1,1 millón de colombianos y colombianas asesinados.
Con el ascenso al poder de las élites liberales y conservadoras, bajo el Frente Nacional, se optó por el perdón y el olvido, dejando semejante monstruosidad en completa impunidad jurídica e histórica hasta nuestros días.
A los grandes héroes no sólo los asesinan físicamente sino que distorsionan su legado político para acabar también con la razón de su existencia. Forma parte de la autoría intelectual del crimen. El genocidio no termina con la eliminación física de sus víctimas, sino que se prolonga con el aniquilamiento de la memoria de las luchas populares. Así que mientras no se asuma con seriedad esta etapa del genocidio en Colombia, seguirá siendo mutilada la verdad histórica haciendo reinar la impunidad y la tergiversación de los hechos en favor de los victimarios.
Las 1.000 muertes de Gaitán
Este sábado el performance “Las 1.000 muertes de Gaitán” se volverá a tomar Transmilenio. El propósito es continuar con el homenaje que desde ayer se les viene haciendo a algunos líderes políticos que han sido asesinados defendiendo sus ideales, como José María Córdoba, Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Jaime Garzón.
La intervención artística retoma el asesinato del caudillo, cometido por Juan Roa Sierra, que terminó desencadenando El Bogotazo, para ponerlo en escena en las estaciones periféricas a la Localidad de Puente Aranda como la CAD, Comuneros, Sena, Carrera 32 y Carrera 53 A.
Los bogotanos podrán disfrutar de esta puesta en escena de 10 a 11 de la mañana.
El día en que cayó un líder
Si a la hora del almuerzo del 9 de abril de 1948 Jorge Eliécer Gaitán no hubiera recibió a la muerte que le llegó disparada en tres balas, desde el revólver que Juan Roa Sierra apretaba en una mano, su cuerpo no hubiera sido trasladado inmediatamente a la Clínica Central, donde a las 2:05 de la tarde fue declarado muerto.
Esa misma tarde se hubiera tomado un café y cumplido la cita pactada con el estudiante de derecho Fidel Castro, el joven cubano de 21 años que visitaba la ciudad como participante de un congreso latinoamericano de estudiantes, quienes se oponían a la intervención estadounidense en América Latina y también a la Novena Conferencia Panamericana, que por esos días se reunía en la capital, y que dio nacimiento a la OEA.
Bogotá hubiera seguido su ritmo y sus calles no habrían enloquecido bajo los gritos de “¡Mataron a Gaitán!”.

EL GENOCIDIO AL MOVIMIENTO GAITANISTA, EN EL ESPECTADOR DE BOGOTÁ

http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-261836-el-genocidio-al-movimiento-gaitanista

 

Nacional |8 Abr 2011 - 10:52 pm

Este sábado hace 63 años mataron al jefe liberal Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá

El genocidio al Movimiento Gaitanista

Por: María Valencia Gaitán

Apartes de la ponencia donde su nieta María Valencia Gaitán sostiene que La Violencia no fue un conflicto partidista, como dice la historia oficial, sino un crimen de lesa humanidad.

Homenaje a Jorge Eliécer Gaitán
Foto: Archivo
En 1947 Gaitán declara al Partido Liberal como el Partido del Pueblo.
El exterminio premeditado, masivo y sistemático por parte del Estado de los miembros del Movimiento Gaitanista en las décadas de los 40 y 50, y el magnicidio de su máximo dirigente, Jorge Eliécer Gaitán, constituyen, sin duda alguna, uno de los casos más documentados y dramáticos del genocidio político en la historia de Colombia, lo que no ha sido óbice para que deliberadamente la historia oficial lo haya desconocido y tergiversado.
Oficialmente se dice que la llamada Violencia, con mayúscula, fue una mera prolongación de las guerras civiles entre liberales y conservadores del siglo XIX, y nunca se menciona la persecución dirigida principalmente contra el Movimiento Gaitanista con el propósito de eliminar la inminente llegada al poder del proyecto de transformación democrática liderado por Gaitán.
Un proyecto político que Gaitán empezó a plasmar desde su juventud, cuando escribió su tesis de grado Las ideas socialistas en Colombia, complementándola con la presentación de su tesis de doctorado en Roma sobre el Criterio positivo de la premeditación en el delito, que revelan cómo Gaitán estructuraba su pensamiento a través de una formación filosófica y científica.
A su regreso de Roma en 1927, en plena Hegemonía Conservadora, Gaitán adhiere al Partido Liberal, fue elegido parlamentario y asume la defensa política de las víctimas de la Masacre de las Bananeras.
En 1930, Enrique Olaya Herrera, del Partido Liberal, es elegido presidente e incorpora a Gaitán en la comisión para redactar el proyecto de ley de reforma agraria. Pero las directivas del Partido Liberal optaron por preservar los intereses de los terratenientes que se habían apoderado de los baldíos colonizados por los campesinos, lo cual motivó su retiro del partido, afirmando:
“Mientras no existan leyes que eliminen la explotación latifundista y procuren la repartición de la tierra y permitan que cada hombre bajo el sol tenga un pedazo de ella; mientras no nos rebelemos audazmente contra el sistema individualista, que se basa en la explotación de los más por los menos, para reemplazarlo por la norma socialista que busca la equidad y garantiza que uno goce de aquello que es producto de su trabajo, todas las medidas que se adopten sólo tendrán ventajas para los especuladores, para los más hábiles y menos laboriosos; sólo traerán miseria y pobreza, hambre y dolor para la gran mayoría de nuestro pueblo”.
En 1933 ingresa a la ya existente Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR), fundada en defensa de la lucha por la tierra emprendida por colonos del Sumapaz.
Sin embargo, Gaitán pronto entendió que un cambio de sistema no era posible desde un “tercer partido”. Al respecto, afirmó: “Nuestras masas en lo político no tienen un sentido distinto del fonético: el ¡Viva al Partido Conservador! o ¡Viva al Partido Liberal! Pero llame usted a gentes de medianas nociones y trate de indagar la diferencia de ideas que para ellas significa la diversidad del grito. No será mucho lo que haya de lograr...”.
Es a causa de estos llamados “quistes psicológicos”, propios de la cultura, que en 1935 Gaitán regresa al Partido Liberal con el propósito de convocar al pueblo de todos los partidos bajo la bandera de las ideas socialistas, buscando convertir al Partido Liberal en el Partido del Pueblo.
Esa nueva corriente orientada hacia “la restauración Moral y democrática de la república” dio origen al Movimiento Gaitanista, con una plataforma ideológica independiente y diferente a la del liberalismo oficial, con una militancia que se nutría tanto de liberales, como de conservadores, socialistas, comunistas y sin filiación partidista; con un cuerpo ideológico y doctrinario propio y con una estructura organizativa autónoma, de alcance nacional, que tenía como meta instaurar una democracia directa. Contaba entonces con una Dirección Nacional Liberal Gaitanista, con sede propia, situada en la calle 14 con carrera 7ª en Bogotá y con un órgano periodístico llamado Jornada, como vocero oficial del movimiento.
El Movimiento Gaitanista creció, proyectándose como una clara amenaza, no sólo para el oficialismo liberal, sino para el establecimiento. Tanto así que para las elecciones presidenciales de 1946, los dirigentes oficialistas de los dos partidos se unieron para enfrentar a Gaitán. El gobierno liberal de Alberto Lleras Camargo alentó a los dirigentes del Partido Conservador y a los liberales oficialistas, partidarios del candidato Gabriel Turbay, a frenar la llegada de Gaitán al poder, como lo relató José María Villarreal, en entrevista con los historiadores Rocío Londoño y Medófilo Medina: “… En conversación con Álvaro Gómez Hurtado y Jorge Leiva, me pidieron que yo fuera la persona que les ayudara a organizar el conservatismo de Soatá (Boyacá) para que volvieran a votar, que el presidente Lleras daba todas las garantías… Lleras Camargo reforzó las garantías diciendo que si tenía que echar una bomba de dinamita sobre Soatá para que dejaran votar a los conservadores, lo haría. Al fin pudimos votar y ganamos, como era previsto”.
Este propósito se convirtió en el comienzo de la persecución y asesinato sistemático de los seguidores del proyecto político de Gaitán.
En 1946, la represión se extendió y se agudizó con el triunfo de Mariano Ospina Pérez, quien conformó un grupo de policía departamental popularmente llamada “chulavita”, por ser conformada inicialmente por personas provenientes de la vereda de Chulavita en Boyacá. Su tarea era asesinar campesinos simpatizantes de Gaitán con el fin de mantener la división partidista y azuzar el enfrentamiento y el odio entre el pueblo, hechos que fueron recopilados e investigados por Gaitán, como se demuestra en los informes que acompañaron sus denuncias oficiales que se conservan en el Archivo Gaitán.
Ya para entonces, el Movimiento Gaitanista se imponía frente al oficialismo liberal, logrando una mayoría indiscutible en las votaciones de 1947 para el Congreso, las asambleas y los concejos.
Los oficialistas se vieron en la obligación de entregarle a Gaitán, el 24 de octubre del mismo año, la jefatura única del Partido Liberal, convirtiendo la Plataforma del Colón —la plataforma ideológica del Movimiento Gaitanista— en los estatutos oficiales del partido, donde se establece como primera medida que “El Partido Liberal de Colombia es el Partido del Pueblo”.
La persecución oficial contra el gaitanismo avanzó con tanta furia que Gaitán le dirigió al presidente Ospina varios memoriales de agravios, enumerando con nombres propios, lugares y hechos concretos las masacres y asesinatos que se cometían a lo largo y ancho del país contra sus seguidores.
Sin respuesta a sus denuncias, Gaitán convoca una gran manifestación, el 7 de febrero de 1948, llamada la Marcha del Silencio. En Bogotá, una ciudad de 500 mil habitantes, se conglomeraron 300 mil personas de todos los rincones de Colombia, guardando absoluto silencio y agitando banderas negras, con el propósito de exigirle al gobierno que cesara la Violencia. En su Oración por la Paz, Gaitán señala directamente como responsable al propio presidente Ospina y a su gobierno.
Sesenta días después, Jorge Eliécer Gaitán es asesinado en pleno centro de Bogotá, como parte integral e indisoluble del genocidio al Movimiento Gaitanista, que a partir de ese momento se extendió con más intensidad. Ya sin Gaitán, el Partido Liberal volvió a manos de los aliados del gobierno conservador, desamparando al pueblo gaitanista perseguido.
Para defender sus vidas, los militantes gaitanistas tuvieron que internarse en el monte y así se dio, con el tiempo y las circunstancias, inicio a la lucha guerrillera que no ha tenido solución hasta hoy.
No existe una estadística exacta de la cantidad de víctimas que produjo esa dolorosa etapa de la historia nacional, aun cuando muchos historiadores hablan de 300 mil muertos, sin mencionar el sinnúmero de desplazados y despojados. Esto representa el 2,5% de la población colombiana que para ese entonces era de 12,5 millones de habitantes (1), lo cual hoy equivaldría a 1,1 millón de colombianos y colombianas asesinados.
Con el ascenso al poder de las élites liberales y conservadoras, bajo el Frente Nacional, se optó por el perdón y el olvido, dejando semejante monstruosidad en completa impunidad jurídica e histórica hasta nuestros días.
A los grandes héroes no sólo los asesinan físicamente sino que distorsionan su legado político para acabar también con la razón de su existencia. Forma parte de la autoría intelectual del crimen. El genocidio no termina con la eliminación física de sus víctimas, sino que se prolonga con el aniquilamiento de la memoria de las luchas populares. Así que mientras no se asuma con seriedad esta etapa del genocidio en Colombia, seguirá siendo mutilada la verdad histórica haciendo reinar la impunidad y la tergiversación de los hechos en favor de los victimarios.
Las 1.000 muertes de Gaitán
Este sábado el performance “Las 1.000 muertes de Gaitán” se volverá a tomar Transmilenio. El propósito es continuar con el homenaje que desde ayer se les viene haciendo a algunos líderes políticos que han sido asesinados defendiendo sus ideales, como José María Córdoba, Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Jaime Garzón.
La intervención artística retoma el asesinato del caudillo, cometido por Juan Roa Sierra, que terminó desencadenando El Bogotazo, para ponerlo en escena en las estaciones periféricas a la Localidad de Puente Aranda como la CAD, Comuneros, Sena, Carrera 32 y Carrera 53 A.
Los bogotanos podrán disfrutar de esta puesta en escena de 10 a 11 de la mañana.
El día en que cayó un líder
Si a la hora del almuerzo del 9 de abril de 1948 Jorge Eliécer Gaitán no hubiera recibió a la muerte que le llegó disparada en tres balas, desde el revólver que Juan Roa Sierra apretaba en una mano, su cuerpo no hubiera sido trasladado inmediatamente a la Clínica Central, donde a las 2:05 de la tarde fue declarado muerto.
Esa misma tarde se hubiera tomado un café y cumplido la cita pactada con el estudiante de derecho Fidel Castro, el joven cubano de 21 años que visitaba la ciudad como participante de un congreso latinoamericano de estudiantes, quienes se oponían a la intervención estadounidense en América Latina y también a la Novena Conferencia Panamericana, que por esos días se reunía en la capital, y que dio nacimiento a la OEA.
Bogotá hubiera seguido su ritmo y sus calles no habrían enloquecido bajo los gritos de “¡Mataron a Gaitán!”.

HOMENAJE A JORGE ELIÉCER GAITÁN A LOS 63 AÑOS DE SU ASESINATO

Jorge Eliécer

Gaitán Ayala
(El Jefe)

“Yo no soy un hombre, soy un pueblo”

Hoy 9 de abril de 2011, se conmemoran 63 años del magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán Ayala “El Jefe” (9 de abril de 1948). Nacido según algunas versiones en  Cucunubá, Cundinamarca, el 23 de enero de 1898, Gaitán era hijo de la profesora Manuela Ayala y el librero Eliécer Gaitán Otálora.

En 1920 inicia estudios superiores en la Universidad Nacional de Colombia donde se titula como Doctor en Derecho y Ciencias Políticas el 29 de octubre de 1924 con la tesis titulada "Las ideas socialistas en Colombia".

Para 1926, con apoyo de su hermano Manuel José Gaitán, adelanta su doctorado en jurisprudencia en la Real Universidad de Roma y en 1927 su tesis "El criterio positivo de la premeditación", Magna Cum Laude, le significó graduarse con honores.

Fue entonces elogiado y apreciado con el premio que llevaba el nombre de su profesor más cercano: Enrico Ferri. Una vez en Colombia, lideró en el Congreso de la República un debate entre el 3 y el 6 de septiembre de 1929 por el asesinato de un número, aún no determinado, de trabajadores de la United Fruit Company en la región de Ciénaga, Magdalena.

Los obreros exigían condiciones laborales y un trato justo por parte de sus contratistas. La cruel matanza de estas personas es conocida en la historia del país como la Masacre de las Banananeras y es citada en la obra de Gabriel García Márquez, Cien años de Soledad.

Este gesto le valió a Gaitán el título de Tribuno del Pueblo, con el que le honrarían los sectores populares.

En 1931 fue elegido presidente de la Cámara de Representantes y ejerció también como catedrático de Derecho Penal en la Universidad Nacional y en la Universidad Libre, siendo nombrado Rector de esta última. Su postura en contra del latifundismo le granjeó un amplio apoyo del campesinado.

En 1933 fundó el movimiento político "Union Nacional Izquierdizta Revolucionaria" (UNIR) y su órgano periodístico "El Unirismo", que poco tiempo después disolvió para vincularse al Partido Liberal, desde donde planteó la necesidad de una reforma agraria. Seducido por los dirigentes tradicionales del Partido Liberal se posesionó como alcalde de Bogotá en 1936, adelantó reformas sociales, promovió la municipalización de los servicios públicos y trató de establecer los restaurantes o comedores escolares.

En 1940 el presidente Eduardo Santos Montejo  lo nombra Ministro de Educación; desde allí emprendió una campaña de alfabetización implantó el zapato escolar gratuito, los restaurantes escolares, el cine educativo ambulante, la extensión cultural masiva e inició el Salón Nacional de Artistas de donde emergen figuras como Enrique Grau, Eduardo Ramírez Villamizar, Fernanado Botero, Alejandro Obregon, Edgar Negret, y Pedro Alcántara Quijano. En los años siguientes Gaitán continuó su intensa vida pública como jurista, político y caudillo. Su acción política se dirigió contra la rancia oligarquía colombiana y por la "restauración moral" de la República.

Gaitán resurgió con nuevos ímpetus en las votaciones del 16 de marzo de 1947 para el Congreso, en donde logró una mayoría indiscutible en el Senado (73 senadores liberales y 58 conservadores) y en la Cámara (34 representantes liberales y 29 para conservadores). El 24 de octubre Gaitán fue proclamado jefe único del Partido Liberal. A inicios de 1948 al saberse la noticia de la masacre de varios liberales en varios pueblos del país a manos de conservadores y viceversa, Gaitán organiza varias marchas entre las que se conocen como la "marcha de las antorchas" y sobre todo la "Marcha del Silencio". A esta asistieron más de cien mil personas y “El Jefe” eleva la siguiente plegaria al Presidente Ospina Pérez:

“Señor Presidente: Os pedimos cosa sencilla para la cual están de más los discursos. Os pedimos que cese la persecución de las autoridades y así os lo pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos pequeña y grande cosa: que las luchas políticas se desarrollen por cauces de constitucionalidad. Os pedimos que no creáis que nuestra tranquilidad, esta impresionante tranquilidad, es cobardía. Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes: somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este suelo sagrado. Pero somos capaces, señor Presidente, de sacrificar nuestras vidas para salvar la tranquilidad y la paz y la libertad de Colombia.”

En abril 1 de 1948 recibió el título de doctor honoris causa en Ciencias Politicas y Sociales de la Universidad Libre. La madrugada del 9 de abril de 1948, presentó su último caso legal: la absolución del teniente conservador Jesús Cortés; un militar acusado de la muerte del Periodista Eudoro Galarza Osa.

Trascurrida la mañana de ese 9 de abril, el caudillo liberal se encontraba en su despacho con Plinio Mendoza Neira (padre del ultraderechista y seguidor de Uribe Vélez, Plinio Apuleyo Mendoza y quien según  creíbles fuentes, fue cómplice de la C.I.A. en el posterior asesinato de Gaitán), Pedro Eliceo Cruz, Alejandro Vallejo y Jorge Padilla. Siendo la 1:00 pm, salen a almorzar y saliendo del ascensor, Mendoza Neira toma del brazo a Gaitán y se adelantan al resto de personas, al llegar a la puerta Juan Roa Sierra dispara sobre el político. Tres balas impactaron en el cuerpo del abogado penalista y dirigente liberal causándole la muerte pocos minutos después en la Clínica Central mientras su amigo, el médico Pedro Eliceo Cruz procedía a efectuarle una transfusión de sangre.

Los que presenciaron el trágico evento (personas humildes en su mayoría: limpiabotas, loteros, etc.) persiguieron al asesino mientras gritaban: "Mataron al doctor Gaitán, cojan al asesino" hasta que finalmente un funcionario de la policía lo introdujo en una  drogueria a unos cientos de metros del lugar donde ocurrió el magnicidio e intentó protegerlo de la multitud que lo perseguía y lo empezó a interrogar, el joven solo decía: "ay virgen santísima", dando muestras de nervios y angustia.

La multitud penetró en la droguería y golpeó a Roa Sierra hasta dejarlo sin vida, para luego arrastrarlo por toda la carrera séptima hasta el Palacio de San Carlos, donde dejaron su cuerpo destrozado, sin vida y desnudo.

Estos hechos llevaron a la revuelta nacional en contra del gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez  a quien le exigían la renuncia. Ese día hubo saqueos, principalmente en el centro de Bogotá a lo largo de la carrera séptima inicialmente pero que luego se fueron esparciendo por gran parte de la ciudad para terminar extendiéndose a varias ciudades de Colombia. Además de los saqueos, hubo incendios provocados por los manifestantes: incendiaron los tranvías, iglesias, edificaciones importantes y los mismos locales saqueados.

En un principio la policía intentó tomar control del asunto, pero luego, algunos policías y militares se unieron a la revuelta propiciando armas y esfuerzos, mientras que otros tomaron las armas y abrieron fuego sobre los manifestantes.

Durante el proceso judicial por el asesinato, se presentaron testimonios que indicaban que Roa Sierra no fue el asesino, sino que fueron justamente él o los asesinos quienes condujeron a la multitud a tomarlo como el culpable y acabar con su vida. Otras versiones presentadas en el proceso indicaron que Roa Sierra sí fue culpable, pero actuó motivado o en acuerdo con otra persona. La “justicia” colombiana sentenció en 1978 que el asesino Juan Roa Sierra era esquizofrénico, actuó por motivos personales.

Muchos coinciden en afirmar que el asesinato de Gaitán, orquestado por la C.I.A. y apoyado por la siempre sanguinaria oligarquía colombiana, resulto siendo el detonante del conflicto social y armado que hasta hoy sufre Colombia. Al respecto, el histórico Comandante en Jefe de las FARC-EP, Manuel Marulanda Vélez, comento: “La experiencia histórica de nuestro país, ha venido a demostrar, por lo demás, que el surgimiento y acción de las FARC, así como de otros grupos guerrilleros corresponde a todo un proceso de maduración de condiciones, derivadas directamente de la problemática nacional, que vienen desde atrás. Desde los primeros días de la guerrilla en el ya lejano 1.949, año en que se inició un estilo despótico de gobierno sobre los colombianos…”

"Yo confío en la multitud. Hoy, mañana y pasado, esa multitud que sufre el suplicio, que lo sufre en silencio, sabrá desperezarse y para ese día, ¡oh bellacos!, será el crujir de dientes."  Jorge Eliecer Gaitán

Armenia, 9 de abril de 2011.

Secretaria de Cultura P.C.C.

Comité Departamental Quindío.

HOMENAJE A JORGE ELIÉCER GAITÁN A LOS 63 AÑOS DE SU ASESINATO

Jorge Eliécer

Gaitán Ayala
(El Jefe)

“Yo no soy un hombre, soy un pueblo”

Hoy 9 de abril de 2011, se conmemoran 63 años del magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán Ayala “El Jefe” (9 de abril de 1948). Nacido según algunas versiones en  Cucunubá, Cundinamarca, el 23 de enero de 1898, Gaitán era hijo de la profesora Manuela Ayala y el librero Eliécer Gaitán Otálora.

En 1920 inicia estudios superiores en la Universidad Nacional de Colombia donde se titula como Doctor en Derecho y Ciencias Políticas el 29 de octubre de 1924 con la tesis titulada "Las ideas socialistas en Colombia".

Para 1926, con apoyo de su hermano Manuel José Gaitán, adelanta su doctorado en jurisprudencia en la Real Universidad de Roma y en 1927 su tesis "El criterio positivo de la premeditación", Magna Cum Laude, le significó graduarse con honores.

Fue entonces elogiado y apreciado con el premio que llevaba el nombre de su profesor más cercano: Enrico Ferri. Una vez en Colombia, lideró en el Congreso de la República un debate entre el 3 y el 6 de septiembre de 1929 por el asesinato de un número, aún no determinado, de trabajadores de la United Fruit Company en la región de Ciénaga, Magdalena.

Los obreros exigían condiciones laborales y un trato justo por parte de sus contratistas. La cruel matanza de estas personas es conocida en la historia del país como la Masacre de las Banananeras y es citada en la obra de Gabriel García Márquez, Cien años de Soledad.

Este gesto le valió a Gaitán el título de Tribuno del Pueblo, con el que le honrarían los sectores populares.

En 1931 fue elegido presidente de la Cámara de Representantes y ejerció también como catedrático de Derecho Penal en la Universidad Nacional y en la Universidad Libre, siendo nombrado Rector de esta última. Su postura en contra del latifundismo le granjeó un amplio apoyo del campesinado.

En 1933 fundó el movimiento político "Union Nacional Izquierdizta Revolucionaria" (UNIR) y su órgano periodístico "El Unirismo", que poco tiempo después disolvió para vincularse al Partido Liberal, desde donde planteó la necesidad de una reforma agraria. Seducido por los dirigentes tradicionales del Partido Liberal se posesionó como alcalde de Bogotá en 1936, adelantó reformas sociales, promovió la municipalización de los servicios públicos y trató de establecer los restaurantes o comedores escolares.

En 1940 el presidente Eduardo Santos Montejo  lo nombra Ministro de Educación; desde allí emprendió una campaña de alfabetización implantó el zapato escolar gratuito, los restaurantes escolares, el cine educativo ambulante, la extensión cultural masiva e inició el Salón Nacional de Artistas de donde emergen figuras como Enrique Grau, Eduardo Ramírez Villamizar, Fernanado Botero, Alejandro Obregon, Edgar Negret, y Pedro Alcántara Quijano. En los años siguientes Gaitán continuó su intensa vida pública como jurista, político y caudillo. Su acción política se dirigió contra la rancia oligarquía colombiana y por la "restauración moral" de la República.

Gaitán resurgió con nuevos ímpetus en las votaciones del 16 de marzo de 1947 para el Congreso, en donde logró una mayoría indiscutible en el Senado (73 senadores liberales y 58 conservadores) y en la Cámara (34 representantes liberales y 29 para conservadores). El 24 de octubre Gaitán fue proclamado jefe único del Partido Liberal. A inicios de 1948 al saberse la noticia de la masacre de varios liberales en varios pueblos del país a manos de conservadores y viceversa, Gaitán organiza varias marchas entre las que se conocen como la "marcha de las antorchas" y sobre todo la "Marcha del Silencio". A esta asistieron más de cien mil personas y “El Jefe” eleva la siguiente plegaria al Presidente Ospina Pérez:

“Señor Presidente: Os pedimos cosa sencilla para la cual están de más los discursos. Os pedimos que cese la persecución de las autoridades y así os lo pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos pequeña y grande cosa: que las luchas políticas se desarrollen por cauces de constitucionalidad. Os pedimos que no creáis que nuestra tranquilidad, esta impresionante tranquilidad, es cobardía. Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes: somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este suelo sagrado. Pero somos capaces, señor Presidente, de sacrificar nuestras vidas para salvar la tranquilidad y la paz y la libertad de Colombia.”

En abril 1 de 1948 recibió el título de doctor honoris causa en Ciencias Politicas y Sociales de la Universidad Libre. La madrugada del 9 de abril de 1948, presentó su último caso legal: la absolución del teniente conservador Jesús Cortés; un militar acusado de la muerte del Periodista Eudoro Galarza Osa.

Trascurrida la mañana de ese 9 de abril, el caudillo liberal se encontraba en su despacho con Plinio Mendoza Neira (padre del ultraderechista y seguidor de Uribe Vélez, Plinio Apuleyo Mendoza y quien según  creíbles fuentes, fue cómplice de la C.I.A. en el posterior asesinato de Gaitán), Pedro Eliceo Cruz, Alejandro Vallejo y Jorge Padilla. Siendo la 1:00 pm, salen a almorzar y saliendo del ascensor, Mendoza Neira toma del brazo a Gaitán y se adelantan al resto de personas, al llegar a la puerta Juan Roa Sierra dispara sobre el político. Tres balas impactaron en el cuerpo del abogado penalista y dirigente liberal causándole la muerte pocos minutos después en la Clínica Central mientras su amigo, el médico Pedro Eliceo Cruz procedía a efectuarle una transfusión de sangre.

Los que presenciaron el trágico evento (personas humildes en su mayoría: limpiabotas, loteros, etc.) persiguieron al asesino mientras gritaban: "Mataron al doctor Gaitán, cojan al asesino" hasta que finalmente un funcionario de la policía lo introdujo en una  drogueria a unos cientos de metros del lugar donde ocurrió el magnicidio e intentó protegerlo de la multitud que lo perseguía y lo empezó a interrogar, el joven solo decía: "ay virgen santísima", dando muestras de nervios y angustia.

La multitud penetró en la droguería y golpeó a Roa Sierra hasta dejarlo sin vida, para luego arrastrarlo por toda la carrera séptima hasta el Palacio de San Carlos, donde dejaron su cuerpo destrozado, sin vida y desnudo.

Estos hechos llevaron a la revuelta nacional en contra del gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez  a quien le exigían la renuncia. Ese día hubo saqueos, principalmente en el centro de Bogotá a lo largo de la carrera séptima inicialmente pero que luego se fueron esparciendo por gran parte de la ciudad para terminar extendiéndose a varias ciudades de Colombia. Además de los saqueos, hubo incendios provocados por los manifestantes: incendiaron los tranvías, iglesias, edificaciones importantes y los mismos locales saqueados.

En un principio la policía intentó tomar control del asunto, pero luego, algunos policías y militares se unieron a la revuelta propiciando armas y esfuerzos, mientras que otros tomaron las armas y abrieron fuego sobre los manifestantes.

Durante el proceso judicial por el asesinato, se presentaron testimonios que indicaban que Roa Sierra no fue el asesino, sino que fueron justamente él o los asesinos quienes condujeron a la multitud a tomarlo como el culpable y acabar con su vida. Otras versiones presentadas en el proceso indicaron que Roa Sierra sí fue culpable, pero actuó motivado o en acuerdo con otra persona. La “justicia” colombiana sentenció en 1978 que el asesino Juan Roa Sierra era esquizofrénico, actuó por motivos personales.

Muchos coinciden en afirmar que el asesinato de Gaitán, orquestado por la C.I.A. y apoyado por la siempre sanguinaria oligarquía colombiana, resulto siendo el detonante del conflicto social y armado que hasta hoy sufre Colombia. Al respecto, el histórico Comandante en Jefe de las FARC-EP, Manuel Marulanda Vélez, comento: “La experiencia histórica de nuestro país, ha venido a demostrar, por lo demás, que el surgimiento y acción de las FARC, así como de otros grupos guerrilleros corresponde a todo un proceso de maduración de condiciones, derivadas directamente de la problemática nacional, que vienen desde atrás. Desde los primeros días de la guerrilla en el ya lejano 1.949, año en que se inició un estilo despótico de gobierno sobre los colombianos…”

"Yo confío en la multitud. Hoy, mañana y pasado, esa multitud que sufre el suplicio, que lo sufre en silencio, sabrá desperezarse y para ese día, ¡oh bellacos!, será el crujir de dientes."  Jorge Eliecer Gaitán

Armenia, 9 de abril de 2011.

Secretaria de Cultura P.C.C.

Comité Departamental Quindío.