viernes, 3 de septiembre de 2010

HOMENAJE A HERNANDO AGUDELO VILLA. ESCRIBE JAIME TOBÓN VILLEGAS EN EL MUNDO

http://www.elmundo.com/sitio/noticia_detalle.php?idedicion=1851&idcuerpo=1&dscuerpo=Secci%C3%B3n%20A&idseccion=3&dsseccion=Opini%C3%B3n&idnoticia=158432&imagen=100902010923JAIME%20TOBON%20VILLEGAS.jpg&vl=1&r=opinion.php


Un Gran Liberal se ha ido. Hernando Agudelo Villa dejó profunda huella y nos unimos a las múltiples voces que lamentan su deceso y le rinden homenaje. Este artículo del doctor Jaime Tobón Villegas, en El Mundo, nos ilustra sobre al talante del estadista desaparecido:




Recordando a mi gran amigo
Jaime Tobon Villegas
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Con el dolor de un hermano en la amistad, me veo en la encrucijada de aceptar la desaparición de quien fuera para mi, compañero inseparable, consejero, amigo en todas las etapas de mi vida.

Conocí a Hernando Agudelo Villa en 1941 cuando iniciamos el curso de bachiller en el Liceo Antioqueño, bajo la dirección del doctor Joaquín Vallejo Arbeláez. Desde ese momento juntamos nuestras vidas y pensamientos sobre el futuro del país y del nuestro. Durante los seis años de bachillerato se distinguió siempre por su consagración al estudio, discusión en la cátedra y empezó a formar parte de comités de estudios y de gestión política. Tanto Hernando como yo tuvimos la fortuna de una amistad entrañable y tal vez nos unió el hecho de haber eximido varias de materias en los primeros cuatro años con otros compañeros del curso. Amistad que redoblamos entre todos cuando nos encontramos en la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia.
En 1941, terminado el bachillerato y Filosofía y Letras, regentados por los distinguidos académicos y profesores de la época, cuya lista me abstengo de pasar en este comentario, pero para quienes guardamos un profundo respeto y admiración, porque, a más de profesores de cátedra o de tiempo completo, fueron nuestros consejeros y orientadores para las facultades escogidas. En aquella fecha la Universidad abrió un concurso sobre el prócer Francisco de Paula Santander con motivo del primer centenario de su muerte en 1840, y fue tan sorprendente el estudio de Agudelo que obtuvo el primer premio y como en la primaria, con cinco admirado. Quizás esto influyó en la escogencia de la carrera de Derecho de nuestro amigo desaparecido. Llegó al Consejo Superior de la Universidad en representación del estudiantado.

Tuve la oportunidad después, en los años de bachillerato, de vincularme a la casa del Dr Joaquín Agudelo en la calle Bolivia y cuya biblioteca puso a nuestra disposición. Allí con los amigos de la facultad tuvimos la fortuna de contar con el consejo del Dr Joaquín, usar su biblioteca, inclusive, prestarle servicios de mensajería en su oficina del Parque de Berrio, casona de dos pisos donde después se levantó el Banco de la República y finalmente la Bolsa de Valores. En este mismo sitio, terminada la carrera, con los compañeros Jorge Fernández, Ramón Abel Castaño y José María Echeverry, fundamos la oficina “Legalco” que yo representaba en Bogotá por cuanto me había trasladado en la mitad de la carrera para trabajar en el Ministerio de Hacienda con el Dr. Carlos Lleras Restrepo y el traspaso a la Universidad Libre de Colombia bajo la rectoría del Dr. Tulio Enrique Tascón. Con el mejor recuerdo de aquellas épocas me abstengo de hacer la lista de los profesores en las facultades de Medellín y Bogotá, pero tengo la convicción para afirmar que fue una época de excelencia académica.

Posteriormente, después de permanecer nueve años en Fenalco, abrí una oficina de Asesorías Jurídicas y Económicas , inicialmente con el Dr Rodrigo Llorente y luego con Pablo Cárdenas Pérez y Lázaro Martínez Ciro y más tarde nos acompañaron los doctores Hernán Toro Agudelo y Enrique Moreno Quevedo, en el séptimo piso de la Compañía Colombiana de Tabaco, oficina que fue una especie de consulado antioqueño y de allí salió la idea de fundar la casa de Antioquia en visita del Dr Mario Aramburo, gobernador y Peter Santamaría, secretario de Hacienda, por aquellas épocas.

No quiero repetir lo que ya se ha dicho sobre Hernando Agudelo en comentarios muy profundos como el editorial de los periódicos El Mundo y El Colombiano ; y en las honras fúnebres por parte del Director de la Sociedad Económica de Amigos del País y en la Catedral Primada de Colombia. A estos análisis de su vida llena de triunfos, en su carrera profesional, en la organización de Fenalco en Medellín y Bogotá; Ministerio de Hacienda por tres años en 1958 al 1961 bajo la dirección del Presidente Alberto Lleras Camargo. En esta época tuvimos la oportunidad de estar muy cerca y poder compartir tres leyes fundamentales que fueron: la Ley 155 sobre Monopolios y Control de Capitales, tomada de la Legislación americana; la 81 sobre Régimen Fiscal y Tributaria y la famosa Ley 26 para el desarrollo agropecuario que sirvió de base al crecimiento de los Fondos Ganaderos de entonces y a los particulares que se acogieron a sus disposiciones.

Los triunfos de Hernando aparecen después en empresas de Urabá y del Valle, en el Banco Interamericano de Desarrollo; en el grupo de los Nueve Sabios y en Londres en la facultad de Economía. Finalmente y durante cuatro años permaneció en Italia con la representación de varios gobiernos, en la FAO, donde tuvo la oportunidad de aportar sus conocimientos en materia de seguridad alimentaria, utilización de las tierras y reformas agrarias ; el extraordinario trabajo que en 1951 realizó para la Federación Nacional de Comerciantes sobre “El Comercio Colombiano y la Economía Nacional”.

Este estudio en 252 páginas, se publicó en mayo de 1952 y fue materia de análisis por parte de los ministerios del sector económico, de industriales y comerciantes.

El doctor Agudelo fue el creador de dos movimientos importantes desde el punto de vista de la política liberal, económica y de desarrollo que dieron origen a importantes discusiones de los sectores económicos del país: Antioquia Liberal en Marcha y los encuentros liberales que empezaron en La Ceja en 1966, y en los que tuve el honor y compromiso de llevar la Secretaría General. Los estudios publicados entonces fueron materia de discusión en el Congreso, convenciones y asambleas liberales.

No puedo omitir un hecho importante cuando terminaba el gobierno del Presidente Belisario Betancur, los doctores Hernando Agudelo y Virgilio Barco fueron las dos figuras prominentes para el nuevo período. En los círculos de alta política en Bogotá, tenía magnífico ambiente el nombre del Dr Agudelo pero, por esas cosas de la política, la convención liberal escogió al Dr Virgilio Barco.

Fue así como el país le quedó debiendo este honor a nuestro paisano, pero también se privó de haber recibido la orientación política y económica que el Dr Agudelo mostraba ya en su brillante carrera académica y profesional.
Sus honras fúnebres se celebraron en la Catedral Primada de Colombia con las más altas autoridades civiles, políticas y eclesiásticas, después de permanecer los días 30 y 31 de julio en cámara ardiente en la Sociedad Económica de Amigos del País, que fue dirigida en los últimos años por el Dr Agudelo. Allí produjo, el abogado y economista, toda una literatura económica y política, cuyas publicaciones en libros y folletos (todos en color rojo), aparecen hoy en los estantes de quienes quieran analizar la política económica de los últimos tiempos y las orientaciones que daba el Dr. Agudelo para el inmediato futuro. Lastimosamente una enfermedad, de esas que aparecen de tarde en tarde, terminó con su valiosa existencia.

Me tomo la vocería de la familia de sus dos hijos Andrés y Rosario, su señora Carmen Eugenia y la familia Maya Agudelo para expresar los más sinceros sentimientos de pesadumbre y agradecer los documentos que se produjeron por parte de los doctores Nelson Vargas Pardo, director de la Asociación, Otto Morales Benítez y los doctores Guillermo Gaviria Echeverri y Evelio Ramírez Martínez, cuyos textos esperamos reproducir oportunamente para el análisis que hicieron de su perdurable obra que continuará de consulta para quienes se preocupan por la suerte económica y social del país..

Honor a su nombre y luto en sus amigos.

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