sábado, 7 de agosto de 2010

EL LIBERALISMO EN EL PORVENIR (6). OTTO MORALES BENÍTEZ EN EL MUNDO


Atisbos desde "el refugio"
El Liberalismo en el porvenir (6)
Otto Morales
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Terminando El Frente Nacional, se regresó al debate normal de la acción política. El liberalismo, en esos tiempos de entendimiento, en el gobierno y en el parlamento, propuso muchas modificaciones de tipo de justicia social, en los diferentes aspectos de desarrollo de la vida nacional.

Uno de los propósitos esenciales, fue poner en acción la ley de Planeación Nacional. Alberto Lleras, en su primer período presidencial, en su calidad de designado, en 1945, en la Reforma Constitucional propuso su creación.

Sus enemigos expresaban que ese era un invento comunista y citaban los Planes Quinquenales de Stalin. Lleras Camargo explicó que se buscaba era ordenar la administración pública y que las obras que se señalaran tuvieran prelación, evitando “micos” en las leyes y utilización de los auxilios, sin un control. Tendría la ventaja, además, de dar orientaciones obligatorias a las administradoras públicas e indicativas al sector privado.

En su segunda Presidencia, en el Frente Nacional, Alberto Lleras presentó el “Programa de Desarrollo Económico y Social”, en su discurso, en el Club Militar. Advirtió que no se trataba de “dar una definición dogmática de lo que va a ser Colombia en el transcurso de la próxima década”. A la vez, señaló que se buscaba limitar el espíritu de aventura. Tiene la planeación, la virtud de que limita “la acción imaginaria del estado y el espíritu de aventura propios de los países que, por estar todavía tan cerca de la etapa de sus descubrimientos, viven en una constante alternativa entre las màs grandes esperanzas, las màs duras desecaciones”.

El Presidente Lleras dice que hay que frenar la emotividad. Ha habido empeños, pero les falta la estructura de lo que es la planeación. Lo esencial es que se hará un diagnóstico de la Economía Nacional. Se buscaba con sus propuestas dinámicas, un desarrollo que sirva a los colombianos. Se adelantarán las labores con un plan coordinado. No habrá màs improvisaciones.

Se busca tener una clase técnica que colabore en la orientación de la administración pública. Desde luego, se necesitan “determinadas condiciones de estabilidad y solidez en el sector público”. Para muchos de los propósitos que se anuncian, está previsto que se requerirá ayuda exterior, que se buscará, sin crear desequilibrios fiscales. Es – sigue diciendo – un desafío a la eficacia nacional. Terminó esa gran oración - que se llegó a conocer como un “Propósito Nacional” – con éstas palabras: “Sabemos bien que el màs grande peligro para la ejecución del programa reside no en su estructura, sino en que los Colombianos no tengan ganas de hacer nada por ellos mismos”.

En una de las columnas anteriores, hicimos referencia a los estatutos del liberalismo del año de 1972, que dictó el Jefe de la colectividad, doctor Lleras Retrepo. Buscaban ellos que quienes tenían opiniones distintas a las del partido, las pudieran expresar sin represalias. Se creó el Carnet Liberal. En su momento, se hicieron visibles síntomas de lucha, de algunos copartidarios nuestros, para que no hubiera organización. Se levantaron argumentos menesterosos contra lo que buscaba tener forma de movilizar al partido por cauces normales. Era un afán de que la colectividad no se moviera sin orientación precisa.

Es bueno rememorar que en las campañas electorales – en la época del Frente Nacional - se utilizaron los medios normales de agitación de los partidos. No había restricciones. Para elección de Presidentes, o de cuerpos colegiados, se adelantaban recorridos por el país. No se limitaba su exposición doctrinaria ni la cita de los copartidarios para grandes movilizaciones. Recuerdo cómo recorríamos el país y sacudíamos la opinión pública. Existían cuerpos directivos en todos los sitios: ciudades, pueblos, barrios, veredas.

Era grato llegar y encontrar a los compañeros de ruta ideológica con gentes fervorosas que escuchaban el llamado a la acción pública. Era ejemplar la conducta de los Jefes locales y de los activistas liberales.

Los Estatutos lo que proponían era que hubiera una representación equitativa de las tendencias en organismos directivos y en las listas oficiales de la colectividad. Que la obligación era “buscar la unidad de ésta, dentro de las líneas del libre análisis de sus programas y su adaptación a las nuevas condiciones políticas y sociales del país”. Varios elementos se integran en ésta definición: 1º) que todos los sectores tengan una representación equitativa en los organismos y en las listas; 2º que puede existir libre examen – característica histórica y capital del partido – con subprogramas, para ampliarlos y enriquecerlos; y 3º) que el partido debe estar abierto a la exploración de desconocidos recursos políticos y sociales.
Necesita, por lo tanto, vivir actualizado su ideario; la manera de actuar frente a sus instituciones, para mejorarlas y con una visión amplia para enjuiciar y dirigir los imprevistos hechos que se presenten, en lo nacional y como consecuencia de las ataduras internacionales.

Así, el liberalismo tenía organización doctrinaria y acción política. El Frente Nacional no debilitó su capacidad de lucha.

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