Con la muerte de Hernando Agudelo Villa el liberalismo pierde a uno de sus más connotados jefes de los últimos tiempos y, el país se ve privado de un estadista consagrado, quien en las diversas posiciones públicas que ocupó a través de su vida pública, mostrara siempre sus condiciones de eminente hombre de Estado. Nacido en Medellín, su padre fue un distinguido jurista y su abuelo fue nada menos que el ingeniero don José María Villa, aquél célebre personaje a quien Antioquia debe su integración como territorio, la misma que fuera lograda por el insigne maestro, mediante la construcción de varios puentes sobre el río Cauca por él diseñados y, a través de los cuales, fue posible comunicarse el oriente y el occidente de la naciente región.
Al terminar su bachillerato en el Liceo Antioqueño a la temprana edad de 17 años, Agudelo Villa inició sus estudios de Derecho en la correspondiente facultad de la Universidad de Antioquia, claustro que le otorgara el título de abogado en el año 1945, cuando apenas contaba la edad de 25 años; para especializarse luego en economía en la London School de Inglaterra.
Inicia entonces su recorrido por la vida política, la que lo llevaría a ocupar elevadas posiciones en el Estado, donde se desempeñó dos veces como Ministro: una de Hacienda y Crédito Público en el gobierno del doctor Alberto Lleras Camargo en el año 1958, y otra de Fomento en el año 1974 en la administración del doctor Misael Pastrana Borrero.
De su paso por el Ministerio de Hacienda hay que recordar la ley 81 de 1960, reorgánica del impuesto a la renta, que modernizara nuestro sistema tributario, el cual no había sufrido modificación alguna desde la época en que se aprobaran las reformas fiscales propuestas por los gobiernos liberales de los años treinta.
También fue Agudelo uno de los directores del Banco Interamericano de Desarrollo, en representación de Colombia, Venezuela y Chile, y entre 1962 y 1964, representó a Colombia en el Comité de los Nueve en la Alianza para el Progreso, programa de desarrollo ideado por el presidente norteamericano, John F Kennedy. La última posición que Hernando ocupara en el sector público fue la de Embajador de Colombia en la FAO, durante el gobierno del doctor Ernesto Samper.
Pero Hernando Agudelo fue ante todo un ideólogo liberal comprometido con las tesis de izquierda, es decir con las promulgadas en el mundo por la social democracia. Al respecto no se puede olvidar que cuando el partido liberal colombiano mostrara una escisión, al surgir el movimiento disidente del MRl orientado por el doctor Alfonso López MIchelsen, movimiento que decía ser la auténtica expresión de esas tesis de izquierda; Agudelo ubicado en la orilla contraria entonces, es decir en el llamado oficialismo liberal, enarboló esas doctrinas de izquierda que bien profesaba y mejor entendía, y en una serie de reuniones llamados encuentros, logró la anhelada unidad del liberalismo.
La pluma maestra de Agudelo deja a la posteridad numerosos textos que recogen sus sesudos ensayos, todos ellos dotados de un elevado contenido doctrinario; pero para este comentarista, la mejor producción de Hernando fue el libro que publicara en Roma en el año 1996, con el título de “La revolución liberal, un proyecto político inconcluso”, pues allí el brillante estadista antioqueño, alcanza a percibir qué es lo que se pretende lograr con las acusaciones formuladas a Samper como Presidente entonces, que no fueron cosa distinta a una arremetida contra las tesis de izquierda que inspiraban su plan de gobierno, para así, posteriormente, poder consolidar un proyecto político de derecha, tal como realmente ocurrió para infortunio de Colombia.
Hernando Agudelo, con inteligencia y sapiencia, ganó puesto de honor en el panteón de los inmortales de la patria y de Antioquia, y el partido liberal Colombiano iza su bandera a media asta, para rendir tributo así a uno de sus más importantes ideólogos y preclaro dirigente de la colectividad.
Azimut 
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